2.

90 7 6
                                    

—¿Sucede algo malo, Touya? Has estado raro estos días.

—... No. Todo está bien. -desvía su mirada fingiendo una sonrisa.

—¿Es así de malo que no puedes decirme? -pregunta Tomura poniéndose serio. —Sabes que puedo ayudarte en lo que sea. ¿Algunos tipos te patearon el trasero y no puedes creerlo? ¿Quieres venganza por ello? ¿O tal vez la policía te confundió con alguien buscado?

—Eso es demasiado... Además, jamás perdería contra nadie, no sé de dónde sacas tal conclusión estúpida. -por lo menos sonrió de verdad esta vez. —... No quisiera involucrarte en esto. -admitió, regresando a su expresión preocupada.

—¿Por qué no? Yo no tengo ningún problema en involucrarme. Eres la única persona que tengo, así que me gustaría poder ayudarte cuando las cosas se ponen mal.

—... Tomura, esto es un asunto demasiado problemático, es algo mucho más que solo golpear a unos tipos molestos.

—¿Entonces a quién hay que golpear?

Dabi miró a su alrededor, asegurándose que nadie más estuviera ahí escuchando.

—Unos yakuza que controlan parte del distrito rojo.

—... ¡¿Qué?! ¡¿Por qué te meterías con ellos?!

—¡Te lo dije! Esto es demasiado, debes quedarte fuera.

—No. Yo definitivamente iré contigo. -respondió decidido. —Pero, ¿Por qué? No entiendo el por qué quieres golpear a tipos tan peligrosos, probablemente tengan armas.

—Lo sé... No es que yo quiera. -confesó bajando la mirada. —Es una orden.

—¿Orden? ¿De quién? -le preguntó confundido.

—De mi padre.

—Touya, nunca me habías dicho que tenías papá...

—Por supuesto que lo tengo, todo mundo tiene uno. -dijo con obviedad.

—Yo no.

—... Bueno, eso es cierto; sin embargo, lo tuviste antes de nacer, así que... De cualquier forma, si no te conté antes sobre mi padre es porque no debo hablar de él, su identidad es secreta... También es un yakuza.

—¿Me lo dices ahora? Vaya, creí saber todo de ti... Siento como si justo ahora te hubieras vuelto un extraño, es raro.

—¡No soy un extraño! Eres la única persona que me conoce totalmente. Pero sobre mi padre es otro asunto... Bien, te lo contaré todo.

—¿En serio? ¿No sería algo malo? ¿No te meterás en problemas después por hacerlo?

—Vas a ayudarme, ¿Cierto? Lo normal sería que te contara para quién haremos el trabajo.

—Aunque no haré una mierda por tu padre, sino por ti. Él fue quien te hizo esas heridas, no confío en alguien así.

—Lo sé, lo sé. Estoy poniendo una excusa para abrir la boca. -soltó una pequeña risa de tranquilidad. —Tampoco sé mucho, te contaré lo más importante.


>


<



—¿Qué mierda es esto? -el hombre golpea con furia la mesa. —¿Un sobreviviente? ¿Es que te crees Dios como para perdonar vidas? Touya, me has decepcionado otra vez.

—... Padre, yo-

—¡No te atrevas a llamarme así de nuevo! Es un maldito deshonor el hecho de que lleves mi sangre. Te he dejado actuar a tu manera más veces de las que debería, no soy tu padre, soy tu jefe. -puso su pie encima de la cabeza del menor, quien estaba de rodillas en el suelo. —Ojalá hubieras muerto aquel día. Eres un bastardo con suerte.

Luna de miel rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora