A Year of Our Lives

Worst Times

Months Later

Después de su pérdida todo fue en decadencia. Personas que nunca imaginé que pudieran traicionarme, acabaron por demostrarme que me equivocaba.

Convertirse en adulto es en muchos aspectos lo mejor y lo peor que te puede pasar. Por lo general, cuando eres pequeño tu alma es pura e inocente, no tienes que preocuparte por ningún tipo de problema.

Por el contrario, al crecer te das cuenta de las cosas que han estado pasando a tu alrededor y que realmente te han afectado sin siquiera darte cuenta. Por suerte tienes apoyos a los que recurrir cuando esto ocurre. Quien te organiza una fiesta sorpresa por tu décimo octavo cumpleaños, piensas que estará junto a ti para siempre, y más tratándose de tu propia familia.

Pero, no es así. Aquellos a los que más querías, son los que más daño te hacen.

Una disputa que comenzó a raíz del acontecimiento más triste de mi vida hasta el momento, se prolongó mucho más de lo que me hubiese gustado. Pero no iba a ceder, no como lo hice otras veces.

Como un tonto que fui estuve presente cuando falleció su abuelo. Y más tonto fui cuando, con el mayor descaro del mundo, me pidió entre lágrimas que pasara la noche junto a ella puesto que mis tíos no estarían en casa. Lo peor de todo, es que acepté.

Lo mejor de ser adulto es que tienes ciertas libertades de las que antes no podías disfrutar. Lo peor, es que debes comportante de forma políticamente correcta, aunque eso implique que tu interior arda en llamas por soltar esa rabieta de niño chico que llevas dentro.

Aún después de hacer tal sacrificio, todavía hay personas que te recriminan por guardarle rencor a alguien que, supuestamente, te quiere.

— "No puedes darle la espalda por siempre."

— ¿Por qué no?

— "En el fondo sabías que esto podría pasar, tan solo olvidalo y vuelve a hablarle."

— Pero, no quiero. No puedo.

— "Aún es una niña, no puedes pedirle el nivel de madurez que tenemos nosotros."

— ¿Una niña? Tan solo por ser un par de años menor que yo no significa que sea una niña.

¿Por qué siendo adulto me dicen lo que debo hacer? Por una vez en mucho tiempo quiero ser egoísta. No voy a escuchar opiniones ajenas para algo que ni les incumbe.

Hay mucho que todavía tengo que aprender, cosas en las que aún tengo que fallar para seguir creciendo, pero sé que estas son decisiones de las que no me voy a arrepentir.