"Compañera"

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--- ¿Eres mi compañera?

--- Estoy seguro de que soy hombre. --- destacó él.

--- No puede ser posible...

--- ¿Perdona?--- Enarcó una ceja.

No era posible que Michell de la lista sea... Él. Estaba mal, muy mal. Un terrible error por parte de secretaría si es que en verdad le habían asignado esta habitación conmigo. Tiene que haber alguna otra Michell por ahí --- Pensé gimoteando.---

--- Debemos avisar que ha habido una confusión. --- dije levantándome de la cama para acercarme a la puerta.

--- ¿Ahora? --- me miró de arriba a abajo--- ¿Vestidos así?

--- ¿Qué tiene? --- Pregunté confundida.

--- Bueno, si alguien nos ve salir de la misma habitación creo que deberíamos vernos envidiables, ya sabes.

--- Voy a fingir que no dijiste eso.

--- De acuerdo, pero, ¿Ahora?--- hizo una mueca mientras recogía el cepillo del suelo.--- Yo hago algo que se llama desayunar. Y como empezamos con el pie izquierdo, es decir tú lo hiciste literalmente --- aclara --- , diría que no eches a perder el encanto con el que me presenté a pesar de que te hayas colado en mi habitación y hayas tirado mis mentas, así que, agradecería que me dejes tomar mi desayuno. --- Terminó la petición con una sonrisa de ojos achinados que duró dos segundos y luego se encaminó a la cocina.

--- ¿Yo me colé? ¿Es que tu..? Olvídalo, ya te sacaré de aquí. --- Dije abriendo la puerta para encaminarme a la secretaría. Tenía que reclamar sobre peste en una de las habitaciones.

Apenas había comenzado la mañana y ya estaba molesta de nuevo. Creo que hasta preferí despertar con el gato de mi hermana que con ese chico molesto. Muy caballeroso de su parte ver que había una chica en una habitación que no es la suya y quedarse sin importar el respeto e intimidad. Bueno, aunque tal vez estaba más acostumbrado de lo que yo pensaba.

--- Hola, buenos días. --- sonrío lo mas amablemente que puedo en ese momento. La misma señora encantadora de las inscripciones se volteó para mirarme con lo que creo fue una sonrisa de unos milímetros. O tal vez fue una mueca. --- Perdone la hora, sé que es temprano, pero debo informar un error con mi compañero de cuarto.

--- ¿Nombre?--- su voz denotaba ganas de trabajar. Muchísimas.

--- Gabrielle Thompson.--- tecleó algo en la computadora hasta que pareció encontrar lo que buscaba.

--- Número de habitación 220 B, piso 6, estudiantes: Gabrielle Thompson y Michell E. Brown.

¿Qué? No, no, no, no, no.

--- ¡No!--- grito de la nada haciendo que ella abra los ojos. --- Lo siento. Es que no puede ser posible, creí que mi compañera sería una chica.

--- ¿No lo es?

--- Pues, no.

Su mirada se perdió como si supiera que alguien estaba en problemas.

—- ¿Cuánto tardarán en arreglar esto? Hoy tengo que comenzar con algunos proyectos y quisiera tener este tema resuelto para estar despreocupada.

--- Lamento...--- se interrumpió --- Efectivamente fue un error, no sé que habrá pasado pero tal vez confundimos ambos nombres como masculinos y ese haya sido el motivo de esto...---¿Es que ya nadie revisa los documentos completos? Creo que tendré la misma desgracia durante toda mi vida. Suspiré intentando controlar mi agotamiento con el tema. ¡Todo me estaba resultando a la perfección! Incluso ya me está molestando mi sarcasmo. No puedo evitarlo.

--- ...De todas formas, me apena decir que por el momento no podemos hacer nada. Todas las habitaciones están llenas y acomodadas de acuerdo al papeleo de principio de año. Tendrán que permanecer allí hasta que encontremos una solución.

––– ¿Cuánto tardarán?

––– Es posible que... tres meses y medio, o cuatro. Veremos cómo solucionarlo. Tampoco queremos que todos comiencen a creer que ahora las habitaciones son mixtas. Hoy mismo hablaré con la encargada.

No pude hacer nada más, intenté buscar opciones pero estaba claro que esto llevaría más tiempo de lo que pensé.

––– De igual forma, es mejor que nadie sepa de esta situación, ¿Me entiende? Al menos hasta que se solucione.

Finalmente asiento. Rendida, subí las escaleras dando fuertes pisadas e ignorando las miradas de algunas personas ya levantadas, solo que la única en pijama con un aspecto horrible y fuego saliendo por las orejas era yo. Y a esto se sumaba que tendría que fingir por casi cuatro meses que no vivía con un chico en mi habitación. Ja.

Cierro la puerta a mis espaldas y escucho música bastante alta para esas horas de la mañana. ¿Cómo es que ese chico me convirtió de un día para otro en alguien amargada? Voy a la cocina para prepararme algún desayuno sencillo y pensar un poco, pero me encuentro con todo fuera de lugar. Lo que había usado estaba por toda la mesada y sin lavar. Estupendo.

Inhalo, exhalo.

Habitación 220 BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora