E: Enfermo

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Odiaba estar enfermo, lo cual era raro porque cuando lo estaba podía hacer todo lo que siempre quería hacer, quedarse en su cama sin hacer nada, dormir hasta tarde y se salvaba de los regaños de su madre, estos deberían ser los mejores días de su vida, eso era lo que deseaba siempre.

Pero todo se malograba gracias al dolor de cabeza y los continuos estornudos que sufría, ¿Por qué tuvo que ser tan descuidado y dejarse coger un resfriado?, su rostro enrojeció, pero esta vez no por la ligera fiebre que tenía, sino por el recuerdo de cómo fue que llego a enfermarse.

-Flashback---

Acababa de salir de la casa de Boruto cuando empezó a llover de una forma bastante fuerte, cosa que no era tan usual en Konoha, pero le dio igual ya que gracias a las advertencias de su madre había llevado un paraguas al salir de su casa, así que solo tuvo que abrirlo y empezar su recorrido hasta su hogar.

Se río al recordar cómo su amigo renegaba al no poder entender los ejercicios que él trataba de explicarle, el rubio podía ser bueno en la mayoría de los cursos, pero era terrible en Comunicación, cosa que Shikadai sabía bien por lo que nunca se negaba cuando este le pedía ayuda, aunque tampoco lo hacia cuando Boruto le compraba hamburguesas cómo paga a veces.

Estaba por la mitad de mi camino cuando escucho un grito, que a pesar de lo desesperado que sonaba no pude evitar pensar que también era bastante armonioso.

- ¡Cuidado! – quise voltear para ver quién lo había dicho, pero al hacerlo lo único que pude ver fue una macha amarrilla hasta que sentí como me tomaban de la muñeca y me arrastraban por la acera, con tanta fuerza que casi suelto mi paraguas.

- ¡Hey! – estaba a punto de empezar a forcejar con quién me jalaba hasta que escuché más gritos y esta vez al voltear si pude ver de dónde venían.

- ¡Vuelve aquí maldita! – eran como doce o trece chicos que nos perseguían, y ninguno parecía hacerlo para conversar, qué fastidio.

- ¡Quisieran idiotas! – esta vez su grito ya no sonaba desesperado, sino que tenían un rastro de burla, ¿Cómo alguien puede reírse si puede que estén a punto de triturarlo? Porque todos esos chicos parecían no salir del gimnasio desde hace años.

Cuando volteé a ver a mi raptora, no pude observar mucho otra vez, primero por la lluvia, segundo porque su largo pelo rubio tapaba su rostro y tercero por la velocidad a la que íbamos, creo que no había corrido tanto en toda mi vida.

Decidí no soltarme de su agarre sólo porque esos chicos parecían más peligrosos, pero seguí alerta hasta que entramos a un callejón después de correr como tres cuadras, apenas entramos mi espalda chocó con la pared mientras esta desconocida ponía su brazo al lado de mi rostro y me tapaba la boca con el otro, fue ahí cuando logré verla.

Era bastante linda, tenía unos brillantes ojos azules que miraban hacia la entrada del callejón atenta por si los que nos perseguían aparecían, parecía tener un poco de maquillaje, yo no sé de eso, pero me pareció que tenia unas sombras claras y un delineado que sólo hacia mas atrayentes sus ojos, y creo que también algo de labial pero eso no lo sabía bien ya que el callejón no era tan claro, como dije tenía el pelo largo y rubio y un flequillo que caía por lo lados enmarcando muy favorablemente su rostro, su ropa no era nada muy arreglado, tenía una casaca de jean negra encima de un top rojo y unos jeans también negros, no sé si era por la situación o que pero me pareció algo peligrosa, pero al mismo tiempo algo me decía que era lo más interesante que me pasaría en un rato.

Después de unos segundos vimos pasar a los chicos que nos seguían, parecía que su plan funciono porque pasaron el callejón de largo, entonces la desconocida suspiró y por fin nuestros ojos se encontraron, sus ojos eran un poco más claros que los de Boruto, pero más oscuros que los de Inojin, era un lindo azul, luego de un rato sacó el brazo que tapaba mi boca, pero no dejo de acorralarme.

Abecedario ShikayodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora