Capitulo | 4

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El cielo era de color gris, las nubes empezaban a cubrir la luz del sol, parecía que iba a haber una fuerte tormenta en aquella ciudad, se podía notar a leguas.

Al parecer la luz del sol no tenía planeado salir pronto. Estos eran de los pocos días que los demonios podían salir a la luz del día sin morir, era el día perfecto para ellos. Sin duda, hoy habría una gran masacre por la ciudad.

Habían pasado unas cuantas horas de aquel "Entrenamiento" si se podría decir, aunque realmente solo fuimos a probar la espada, no fue un entrenamiento como tal, pero aun así estaba conforme con ello.

Seguía pensando en aquellos besos, había descubierto que me gustaba tenerlo cerca de mi, me gustaba sentir su tacto, sus acaricias, su calor corporal, todo era un deleite viniendo de aquel demonio.

Se perfectamente que solo me podría estar manipulando a su antojo, que solo lo esta jugando conmigo, pero aún así era un riesgo que estaba dispuesta a enfrentar.

No había dormido nada aún, mis pensamientos eran remolinos que no se podían calmar con nada, tampoco quería salir del cuarto y encontrarme cara a cara con los trabajadores de la mansión, sobre todo con Tsuki.

Aún así el hambre me estaba empezando a dominar y mi estómago comenzaba a doler. Tarde o temprano tendría que salir por comida y además sería ridículo dejarme manipular por alguien tan patética como ella.

Me di media vuelta en dirección a la puerta y tome la cerradura dudando si salir o no pero por fin me decidí a hacerlo.

Abrí la puerta y di unos pasos a fuera de esta para después cerrarla de nuevo al parecer no había nadie cerca de los pasillos y eso me tranquilizó.

Me dirigí en dirección a la cocina para hacerme algo, algo sencillo, no tenía mucha imaginación en este momento para cocinar y la verdad no pienso pedirle a los trabajadores de esta casa... Me da algo de pena.

Estaba tan concentrada pensando en ello que ni siquiera note la presencia de alguien cerca mío hasta que sentí un cuerpo ancho y fornido impactar contra mi.

Voltee a ver hacia arriba con esperanzas de ver quien era y lo vi. Era Muzan.

Rápidamente me despegue de el tan rápido como pude, y volteo a verme confundido.

No era normal que estuviera despierto a estas horas del día, era raro. Era demasiado temprano y creanme que mirarlo a esta hora paseando por los pasillos me inquietaba un poco.

—¿Qué haces despierta tan temprano? Deberías dormir—Dijo con una expresión de confusión y sus hermosos ojos carmín puestos en mi.

—No podía dormir—Respondí alzando los hombros restándole importancia pero sentí un pequeño golpe en la cabeza, algo muy leve. Se miraba levemente enojado, parecía que me iba a regañar.

—Debés de dormir, es malo para tu salud ¿Qué haras si te enfermas?—Dijo suspirando.

—No pasara nada, tendrían que hacer más que eso para que mis hermanos se deshicieran de mi—Dije riendo a lo que también le provoque sonrisa.

—¿Tú tampoco podías dormir?—Pregunté confundida.

—Algo parecido—Respondió—Sería todo un desperdicio el dormir con el día nublado.

Iba a seguir hablando pero lo interrumpió el sonido de mi estómago. Inmediatamente mi sangre subió a mis mejillas y el sentimiento de vergüenza me invadió, de todas las personas que les pudo haber pasado esto justamente me tiene que pasar a mi.

𝑇ú 𝐸𝑟𝑒𝑠 𝑀𝑖 𝑃𝑒𝑟𝑓𝑒𝑐𝑐𝑖ó𝑛. | 𝑀𝑢𝑧𝑎𝑛 𝐾𝑖𝑏𝑢𝑡𝑠𝑢𝑗𝑖 𝑌 𝑇ú.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora