Capitulo | 1.

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Las vidas humanas... Tan efímeras... tan frágiles... Y tan débiles... pero es algo que las vuelve hermosas, el poder morir, El poder envejecer, algo tan hermoso como eso no podían comprenderlo los demonios, aquellos seres casi inmortales que vivían en completa soledad apagando las vidas de los inocentes, aquellos que no tenían sentimientos y disfrutaban el dolor y sufrimiento de las personas. Yo fui criada por 3 de ellos para servirle a su rey, Muzan Kibutsuji.

El fue el primer demonio que existió en el mundo, con su sangre podía crear a los de su raza y manejarlos a su antojo, algo ficticio para ustedes, una realidad para mi.

Para ser exactos, fui criada por 3 lunas superiores, aquellas lunas que se suponía que no tenían sentimiento criaron y cuidaron de mi, algo extraño a decir verdad, pues se supone no tenían sentimientos pero esos 4 demonios demostraron lo contrario, pues me dieron el amor que nunca antes me brindaron, ellos eran una familia para mi.

Caminaba por los grandes pasillos de aquel lugar, acababa de volver de comprar comida para mi, apesar de convivir con demonios seguía siendo humana, apesar de que siempre fui alguien enfermiza Muzan-sama nunca se le paso por la mente el convertirme en demonio, no me quejaba, la verdad me daba igual ser demonio o humano, si lo fuera no cambiarían mucho las cosas, seguiría siendo una simple sirviente más para el.

Estuve buscando su despacho, ya que al parecer me había llamado, tal vez solo me pediría matara a alguien, es algo común que pediría el.

Sin perder más tiempo, lo encontre y entre a su despacho. Ahí estaba el, sentado leyendo unos documentos, tan serio como siempre, siempre me pregunte ¿cómo se vería sonriendo? La mayoría del tiempo parecía que estaba enojado o estresado nunca lo había visto con alguna u otra expresión, solo me arrodillé ante el, esperando que mi señor me diera alguna u otra indicación.

-Mi señor ¿Para qué me necesitaba?-Pregunte con la cabeza gacha en señal de respeto.

-Oh ____, estas aquí.-escuche que respondío.

Solo levante la cabeza y lo mire fijamente, no había dejado de mirar los documentos, al parecer lo que estaba leyendo era más importante que mirarme, se notaba a leguas.

-Necesito que convoques a las demás lunas superiores, quiero hablar de algo importante con ellos.

-¿Puedo saber para qué mi señor?-pregunte curiosa.

Mala idea haber preguntado eso, arrojo fuertemente los documentos en su escritorio y me miro con enojo y desagrado, inmediatamente baje la cabeza en modo de disculpa ¿de verdad le pregunte eso? parezco principiante.

-¿Acaso tengo que darte explicaciones de mis ordenes?-Su voz era ronca, daba miedo, pero trate de mantener mi postura.

-No mi señor, disculpe.-Respondí rápidamente, este solo suspiro con cansancio, se levanto de su silla y se dirigió hacia mi a paso lento, se quedo mirando fijamente hacia al suelo donde estaba yo y se agacho a mi altura, pero no tuve el valor de mirarlo directamente a la cara, al ver esto, tomo mi mentón y levanto mi cabeza para que lo pudiera mirar fijamente.

-Pequeña, no quiero alzarte la voz pero aveces puedes llegar a ser muy curiosa.-Dijo a centímetros de mi rostro mientras me miraba de una forma que no podía describir, trate de no sonrojarme pero era imposible a la distancia que se encontraba.-Ve con las demás lunas y diles que se reúnan donde siempre en una hora, sin retrasos, si a alguien se les ocurre llegar un minuto tarde lo mataré de la manera más dolorosa ¿entendiste?-dijo soltantome bruscamente provocando que cayera al suelo.

-Vete de aquí, te miro en una hora-Se sento de nuevo en su asiento y volvió a mirar los papeles como si nada hubiera pasado.

Yo sin rechistar salí de su despacho para dirigirme a reunir a las 6 lunas, Muzan-sama podía llegar a ser alguien muy impredecible y bipolar como lo acaba de hacer pero no es como si pudiera hacer algo contra el, admitía que desde hace tiempo el había provocado sentimientos en mi, pero una simple humana con el rey de los demonios era algo que simplemente no se podía.

𝑇ú 𝐸𝑟𝑒𝑠 𝑀𝑖 𝑃𝑒𝑟𝑓𝑒𝑐𝑐𝑖ó𝑛. | 𝑀𝑢𝑧𝑎𝑛 𝐾𝑖𝑏𝑢𝑡𝑠𝑢𝑗𝑖 𝑌 𝑇ú.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora