Capítulo | 5

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Comencé a despertar. Mis ojos se abrían lentamente tratando de acostumbrarse al entorno, pude notar como estaba acostada en una cama enorme envuelta en unas sábanas de color vino.

Esta no era mi habitación.

Trate de observar los alrededores y los colores que más predominaban en la habitación era el Negro y Dorado. Como si se hubiera tratado de un clic los recuerdos volvieron de golpe a mi mente. De inmediato la sangre comenzó a subir a mis mejillas al recordarlo. Trate de esconderme entre las sábanas por la vergüenza pero note que seguía desnuda. Dios, que vergüenza.

Escuché como se abría la puerta que estaba a un lado de la comoda. Trate de cubrir mi cuerpo con las sábanas para no dejar que se vea mi cuerpo desnudo. Pero me sorprendió ver a Muzan saliendo con el cabello mojado secandolo con una toalla. No tenía camisa, solo tenía unos pantalones de pijama color negro, parecía que acababa de salir de bañarse.

—Oh, despertarte—Dijo mientras volteaba a verme y dejaba la toalla aún lado suyo—Quise dejarte descansar, por eso no te desperté—Se acerco hacía la cama—Deberias de tomar un baño, fui a traerte algo de ropa por si lo llegabas a hacer, pero puedes utilizar una de mis camisas para dormir—Apunto al buró.

—Gracias...—Respondí aún desconsertada por la situación. No me arrepentía, estaba claro, pero aún así sabía que esto estaba mal. Acostarse con tu... ¿Jefe? No era algo que debería haber hecho.

—¿Te sientes mal?—Pregunto con un tono de voz preocupado mientras comenzaba a acariciar mi mejilla. Eso hizo que todo pensamiento que estaba teniendo anteriormente se disminuyera.

—No... Es solo que esto es extraño—Suspire—Creo que si debería de meterme a bañar—Me separé de él y me levanté con las sábanas enrrolladas sobre mi cuerpo, pero al momento de ponerme de pie sentí que las piernas me fallaron acompañado por un dolor. Afortunadamente antes de que cayera Muzan alcanzo a atraparme.

—No te precipites—Dijo mirándome a los ojos. Sentí como comenzó a cargarme al estilo nupcial sorprendiendome, mientras se dirigía al baño.

Afortunadamente el tenía su propio baño en la habitación, nadie nos podría molestar, así que no tenía que preocuparme por eso. Me sento por unos momentos en la taza del baño y comenzó a llenar la tina, asegurándose de que estuviera a la temperatura indicada.

Nunca hubiera imaginado que Muzan fuera de esta manera... Tan caballeroso. Se volteo en mi dirección y me miro fijamente examinandome de nuevo de arriba a abajo. Se miraba tan imponente, Dios.

—Quitate la sabana—Ordeno.

Al escucharlo decir eso, la sangre volvió a subir a mis mejillas, ¿De verdad me iba a desnudar de nuevo frente a el?

—Creo que yo puedo hacerlo sola, ya puedes irte a dormir—Trate de excusarme, pero este pareció no inmutarse.

—Solo hazlo, no es nada que no haya visto ayer—Sonrió burlón, pero yo casi sentía que se me iba el alma.

—No tenías que decirlo así—Me queje a su forma tan descarada de expresarse. Solte la sábana rendida dejándola caer sabiendo que no se iba a ir de aquí. Este me examinó de arriba a abajo y note como su sonrisa se ensanchó más, sin embargo, yo quise ignorar eso tratandolo de evitar a cualquier costo.

Este sin avisar, volvió a cargarme al estilo nupcial y me sentó en la tina para poder bañarme con más comodidad. Un suspiro salió de mis labios al sentir el agua tibia en mi cuerpo, de inmediato mis músculos se relajaron ante el contacto al agua.

—Ya se puede ir—Voltee a verlo—También debe de estar cansado, no es necesario que se quede conmigo.

—¿Por qué eres tan fría conmigo? Pensé que ya habíamos dejado las Formalidades atrás—puso sus brazos en la orilla de la tina recostandose en estos mientras se relajaba y cerraba sus ojos.

𝑇ú 𝐸𝑟𝑒𝑠 𝑀𝑖 𝑃𝑒𝑟𝑓𝑒𝑐𝑐𝑖ó𝑛. | 𝑀𝑢𝑧𝑎𝑛 𝐾𝑖𝑏𝑢𝑡𝑠𝑢𝑗𝑖 𝑌 𝑇ú.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora