Rainbow Love (Chanbaek)

5: Gray Tears

Doble actualización 1/2

Había pasado un par de semanas desde entonces, las visitas entre ellos se volvieron singularmente frecuentes. Baekhyun solía ir al consultorio de Chanyeol por las tardes para regresar juntos al departamento del mayor. A veces, el médico visitaba la casa de su primo donde lo esperaba el joven doncel.

Sin remedio, o sin pensarlo si quiera, Baekhyun se apegó demasiado a Chanyeol. Entre conversaciones absurdas por mensajes, hasta aquellas pláticas en el balcón mientras miraban las estrellas pasar. Pasaron de llevar un encuentro casual, a un ardiente desfogue de pasión, a una amistad impensable. Como aquella vez...

—¿Qué debería ponerme esta noche para la cena con tus abuelos? —le preguntó a su amante por el auricular—. Ugh, con lo que odian mis pechos, tal vez debería vestir de monja.

—Serías como la monja de una película porno —bromeó mientras tecleaba en su computadora desde el consultorio—, pero, sinceramente, deberías llevar una blusa transparente, así le darías una lección a mi abuela. Creo que tiene un trauma con su propio cuerpo.

Baekhyun soltó una suave risa que contagió al médico.

—Te tomaré la palabra.

—Entonces quizás te visite en la noche. Una velada con mis abuelos siempre deja un mal sabor de boca.

—Entonces yo quizás vaya sin sujetador para estar preparado —jugueteó.

—Cristo —rugió el hombre—, haces que quiera secuestrarte.

—Yo ya accedí, repetidas veces, a que me secuestraras, pero no has conseguido aún un pasamontañas que te haga ver lindo.

—Cierto, y solo porque dejaría de ser un secuestro —siguió—. Además, aún no he pensado en el monto que pediré por tu rescate.

—¿Piensas regresarme con el insípido de Sehun?

—¿Cuándo has escuchado que un secuestro salga así de bien? ¡Por supuesto que no! Cobraremos la recompensa y huiremos lejos. Siempre dices que necesitas vacaciones.

—No me negaré a pasar contigo el resto de la vida en la playa —concedió con un arrollador sonrojo en sus mejillas.

O las veces cuando simplemente mientras cenaban, hablaban de lo que querían en su vida, de lo que no habían logrado aún y de aquellos sueños imposibles.

—Quería ser patinador, pero cuando fui a la pista de hielo a los diez años..., creo que me fisuré una costilla por mis tonterías. Luego descubrí que en realidad no me gustaba el frío —se mofó—. Eso quedó atrás.

—Pues no es ni de cerca tan vergonzoso como haber ingresado en un prostíbulo a los quince pensando que era una tienda de dulces. ¡Dios!

Baekhyun casi se atoró con su ensalada de pepino y apio. Su risa estalló así simplemente. El rubor en las mejillas de Chanyeol solo le provocó más carcajadas que no se cansaban de salir.

—¿Quién diablos cree que-?

—En mi defensa, el imbécil de Sehun me dijo que ahí había conseguido unas barras de chocolate deliciosas.

—¿Sehun? Me es difícil imaginármelo en un lugar semejante cuando les tiene fobia a los gérmenes, y yo califico como uno.

—Eres un germen encantador —coqueteó guiñándole el ojo derecho—. Aunque tenía quince, yo era muy inocente, lo suficiente como para ser engatusado por ese cretino.

—... Quiero saber qué pasó. Necesito saberlo —suplicó.

—Llegué a esa casa cerca de las seis de la tarde, me escapé de las lecciones de alemán que me impuso mi padre, y cuando llegué le pregunté, estúpidamente, a una chica de la recepción, que curiosamente llevaba un brasier pequeñísimo y una minifalda negra, si tenían de los black candy.