— ¡Bien! Prepárense ustedes dos, porque estoy seguro de que nuestro equipo será mejor que el de todos esos fracasados de antes.
— ¿C-Cómo puedes estar tan seguro, Kiba?
— Sencillo, me tienes en el equipo, y estoy seguro de que ustedes dos tienen sus propios trucos.
— Por supuesto, y tus trucos te sirvieron para perder en reiteradas ocasiones con Sasuke Uchiha.
— Tssk, ese tipo tuvo suerte, nunca pelee en serio, aunque reconozco que es fuerte. De todas formas ¡¿Qué haces tú criticando?! Si mi memoria no me falla, tú no luchaste ni una vez contra él ¡¿Cómo me puedes remarcar mis derrotas si ni siquiera tuviste el coraje de enfrentarlo?!
— La línea que separa la estupidez de la valentía es muy delgada, no parece que hagas la diferencia.
— ¡Perdona!
— C-Chicos — dijo Hinata, parándose en el medio de ambos chicos que parecieron querer matar a golpes en el momento en que ella se despistara.
No fue mucho después de salir de la academia que esa clase de comentarios salieron a flote. Aunque no quiso demostrarlo, la situación empezó a agotar un poco a Hinata, siendo Kiba demasiado impetuoso solo para ser refutados por los lógicos de Shino. Ella deseó que su Sensei apareciera pronto, llevando su paciencia y su corazón a límites que no deseaba conocer.
Para su fortuna, el puesto de comidas en el que cuadraron reunirse con su Jounin-Sensei no estaba tan lejos, haciendo que los chicos – y perro – del grupo se calmaran para generar una buena impresión a su Sensei.
El local fue acogedor, una tienda de dangos que Hinata conoció de la zona al ser cercana de su tienda favorita de dulces; los rollos de canela. Con un estilo tradicional, con las paredes estampados de cuadros y el interior con unas cuantas mesas aisladas que rodearon al escritorio para pedir las órdenes del dueño o uno de sus asistentes.
En la única mesa ocupada, una mujer de cabello negro maquillada, con una blusa de mallas cubierto por una armadura roja decorada en espinas y cintas en sus extremidades. Hinata sonrió cuando se dio cuenta de quién sería su Sensei, confiando en que ella lograría su cometido. Dejando su tasa de té a un lado, la Jounin hizo un ademán con la mano para reunir a sus tres alumnos a lo largo de su mesa.
— Bienvenido al equipo 8. Soy Kurenai Yuhi, su Jounin-Sensei oficial. Por favor, pidan lo que quieran.
— ¿Segura? Porque no dejo pasar oportunidades — dijo Kiba, ojeando el menú de opciones, siendo replicado por Hinata y Shino más por cortesía de la invitación que un verdadero deseo de comer.
Después de ordenar, Kurenai los miró con tranquilidad, desconocido para los Genin los pensamientos de su Sensei.
— En fin, puede que ya se conozcan desde la academia, pero no conozco nada de ustedes... o de la mayoría. En todo caso, me gustaría que dijeran un poco sobre ustedes.
— No hay problema, pero ¿qué decimos?
— Cosas básicas; tú nombre, gustos, aspiraciones, expectativas con el equipo.
— En ese caso iniciemos por el mejor ¡Soy Kiba Inuzuka, y este amiguito es Akamaru! — dijo Kiba, ganando un ladrido afirmativo de su perro cuando lo nombró —. Me encanta la carne seca y dar paseos con Akamaru, pero detesto cualquier cosa que no sea comestible ¿aspiraciones? He, supongo que ser el mejor el Shinobi de mi clan ¡Pero eso está chupado! Mi hermana quedará impresionada de mis habilidades con Akamaru, tenemos una compenetración perfecto ¿o no chico?
— ¿Y tus expectativas? — preguntó Kurenai, mientras Kiba consentía a Akamaru.
— ¿Aspiraciones? Eso es fácil ¡Ser un equipo que haga mear en los pantalones a cualquiera que nos ponga en frente!
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Más allá del sistema
FanfictionDesesperada por encontrar una respuesta para suplir su debilidad, Hinata despierta con un poder que no se ha visto en alguna nación elemental. Con ese nuevo poder, Hinata afrontará el desafío de ser una heredera fracasada a una shinobi que puede ir...