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Jeon Jungkook

Desperté envuelto en su calor, la cama era demasiado grande, pero nosotros solo ocupabamos un pequeño espacio.
Pude sentir su tersa piel pegada a la mía, y no lo podía negar, se sentía jodidamente maravilloso.

Acaricie la suavidad de su cabello, su rostro estaba hundido en mi pecho dándome la satisfacción de su cercanía. Bese con suavidad su frente e instantáneamente me regañe a mi mismo. Me estaba comportando como un estúpido que no podía controlar sus impulsos.

Ji-ah se removió quedando de espaldas a mi, pase mis brazos por su estrecha cintura. Mis manos se ajustaban a la perfección pero inmediatamente me arrepentí en el acto. ¿Qué tan bueno era que mantuvieramos está cercanía?.
El corazón de Ji-ah era noble y puro, con mucha razón podría confundir mis acciones.

Sentí que tomo mi mano sobresaltandome por completo, nervioso me resigne a hundir mi rostro en su espesa melena.

Note que tapo su rostro bastante apenada, Ji-ah no era niña, pero aún así su inexperiencia la hacía reaccionar tímidamente. Comenzó a toser recordandome que aún estaba viviendo los estragos del resfriado.

Me levanté sintiendo la fría habitación, Ji-ah se levantó detrás de mí sonriéndome dulcemente.

- Gracias por quedarte conmigo.

- ¿Cómo te sientes?

- Preveo que estaré mejor más tarde.

- Bien, necesito ir a trabajar, te veré más tarde.

- Si, te lo agradezco.

- Ji-ah...Sobre el tema de las habitaciones, creo que sería mejor que te traslades a la mía. Claro solo si te sientes cómoda, lo hago por el asunto de Margot.

- ¿Crees qué este molesta conmigo?

La mire atónito, después de lo que Margot le había hecho aún estaba preocupada por algo tan insignificante como eso.
Al no obtener respuesta de mi parte acarició sus brazos dejándome saber lo vulnerable que era.

Salí de su habitación para dirigirme a la mía, muy a mi pesar tuve que ducharme, no quería que su aroma se quitará de mi piel, de alguna manera me hacía sentir tranquilo.

Luego de algunos minutos abrí la puerta encontrandome con su pura imagen frente a mi.

- Lo siento, apenas iba a tocar. - La miré mover sus manos nerviosa.

- No te preocupes, ¿Sucede algo?

- Es solo que prepare café, Claudine me enseñó ayer y supuse que querrías desayunar antes de ir a cumplir con tus deberes. También toste un poco de pan y le puse miel.

Nunca antes alguien había preparado café para mí por la mañana, por lo general salía a trabajar cuando aún era muy temprano como para encontrar despierta a alguna otra persona de mi hogar. Me asombro verla frente a mí luciendo preciosa con un vestido color lila. Ni una gota de maquillaje era necesaria, siempre había sido partidario de las bellezas naturales pero Ji-ah si que era hermosa.

Sonreí agradecido por su noble gesto, posiblemente no se sentía completamente bien pero había tenido la intención de prepararme algo con sus propias manos.

La seguí de cerca hasta que llegamos al comedor, compartimos un delicioso desayuno, realmente no era muy elaborado pero eso ni siquiera importaba, valía mucho más su considerada acción.

- Muchas gracias Ji-ah, te veré más tarde. - Hablé en el marco de la puerta.

- Ve con cuidado. - Sonrió acomodando el costado de mi abrigo.

𝓜𝓪 𝓫𝓮𝓵𝓵𝓮 𝓭𝓪𝓶𝓮 🅹🅺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora