Me levanté de la cama con un mal sabor de boca, y los ojos pegados de dormir con lágrimas, había dormido unas 4 horas. Rápidamente me levanté de la cama para lavarme la cara, cepillarme los dientes y vestirme para que mis padres no pudieran percatarse de mi situación.
Baje al salón y me sentía incómodo, las paredes se me venían encima y se me hacia tedioso el hecho de estar ahí, solamente quería estar encerrado en mi cuarto, volví a subir y el efecto de este era exactamente igual, las paredes parecían abalanzarse sobre mi, intente ver series que fueran divertidas como "Solar oppositer" o escuchar música pero nada podía distraer los miles de pensamientos que venían a mi cabeza.
Me adentre en un bucle autodestructivo en el que visualice la muerte como una bella solución, pero tras echarle cojones preferí ser valiente y luchar de pie que morir de rodillas.
Hable con mis amigos y me dispuse a ir a la piscina pública, casualmente estaban allí los niños del centro en el que trabajo y tras horas de charlas con un compañero empecé a sentirme mejor.
Salí de la piscina con otra mentalidad y un pendiente menos, así es la suerte últimamente no está de mi lado.
Saliendo de la piscina agache mi cabeza ya que no disponía de ánimo siquiera de ir mirando al frente ya que solamente hago culparme una y otra vez de que toda esta situación es culpa mía, solamente me repito:
"El amor de mi vida se ha ido por mi culpa"Sentí la sensación de mirar al frente y pude ver el coche de Leire en el que iba con sus padres y Bonnie, mi querida Bonnie, cuánto te hecho a ti también de menos.
Le hable, no pude evitar la sensación que me recorrió al verla y entonces mantuvimos una conversación por WhatsApp en la que hablábamos sobre arreglarlo en un futuro, ella me dijo que cree que podríamos volver en dos meses o menos y eso hizo que me llenase de alegría, tan solamente esa pequeña pizca de luz en el túnel oscuro en el que me encuentro sumergido me hizo querer seguir luchando por todo y conseguir que ella este bien, y así estarlo yo también.
Llegó la noche y salí a despejarme con mis amigos, apareció ella y yo no sabía qué hacer, si hablarle si no hacerlo, si mirarla o mirar al frente. Me sentí preocupado por no saber arreglar la situación y me entró ansiedad, quería salir de ese puto bar y alejarme de todo, pero le eche huevos al asunto y me quedé hasta que ella se fue, dijimos de acompañarla a su casa y hablar por el camino.
Hoy me he sentido orgulloso de mí por no haber salido corriendo aguantar mis ganas de abrazarla decirle que la amo y que quiero arreglar las cosas, y más aún de poder controlar mi impulsividad.
Estoy mal, pero lo considero una victoria para estar bien.
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Cora roto
RomanceEl diario de un parguela que escribe todo lo que siente tras dejarlo con su novia.