El calor había comenzado a apoderarse del bosque, y Gus y Ani tenían tanto calor que decidieron ir al río a jugar con el agua. Estaban saltando piedras, tratando de ver quién podía hacer que brincaran sin caerse. Ani se rió cuando Gus falló, y Gus se sonrojó.
Después de un rato, Ani se cansó y se sentó a la orilla del río. Gus se sentó a su lado, y Ani comenzó a pensar en ese sentimiento que sentía cuando estaba con Gus. Era una sensación de felicidad y cariño que no podía explicar.
"Oye, Gus", dijo Ani, mirándolo con curiosidad.
"¿Qué pasa, Ani?", respondió Gus, mirándola con sus ojos azules.
"Cuando estoy contigo, siento mucha felicidad y cariño", dijo Ani, sonriendo.
Gus sonrió también. "Yo también", dijo. "Pero no sé lo que es".
Ani se acercó a Gus, y Gus la abrazó. "Pero me gusta", dijeron al unísono.
Y se fundieron en un largo, tierno e inocente abrazo. El sol brillaba sobre ellos, y el río fluía suavemente a su lado. En ese momento, todo parecía perfecto.
Gus y Ani se quedaron abrazados por un rato, disfrutando del calor del sol y de la compañía del otro. Luego, se separaron y se miraron con sonrisas.
"Vamos a seguir jugando", dijo Gus, tomando la mano de Ani.
Ani asintió, y juntos regresaron al río, listos para seguir disfrutando del día.