NARRA ANI
Caminaba por el bosque con Grandote y Gus, y la hierba crujía bajo mis pies. Los grillos cantaban su serenata vespertina y de vez en cuando, una polilla revoloteaba cerca de mí. Me detuve en seco cuando una de ellas aterrizó en mi nariz. "¡Ay, una polilla!" exclamé, emocionada.
Grandote se rió y me dijo que era una polilla, atraída por la luz. Me acerqué a él y a Gus, emocionada de mostrarles el insecto. "Miren, una polilla", dije, sonriendo. Pero luego me di cuenta de que estaba actuando como una niña pequeña, así que me detuve y dejé que la polilla volara lejos. Pensé que tal vez no quería actuar como mi edad, Jepperd... Soy Ani, tengo 12 años, después de todo.
Grandote abrió la puerta de un remolque y nos invitó a entrar. Me senté junto a Gus y vi que Grandote sacaba un frasco de pastillas y se las metía en el bolsillo. Me pregunté qué serían, pero no dije nada.
Luego, vi una caja de hombres dorados y pregunté qué eran. Grandote me dijo que eran trofeos, porque él era un hombre. Me pareció extraño, pero no dije nada.
Después de un rato, Grandote nos dijo que descansáramos, que al día siguiente sería un día de tren. Me acurrucé junto a Gus y me quedé dormida, soñando con trenes y aventuras.
Al día siguiente, me desperté emocionada y dije a Gus que era el día del tren. Se levantó de un salto y nos preparamos para salir. Grandote nos dio unos cascos y cinturones para que nos disfrazáramos y nos dio hierbas para que no oliéramos a animal. Me quejé de que las hierbas picaban, pero Gus se rió y me dio unas palmaditas en la cabeza. "No te preocupes, Ani, todo saldrá bien", me dijo.