4. Dosis altas

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Me siento enferma, mi cabeza no deja de zumbar, mi estómago se retuerce dolorosamente, hay algo malo conmigo, nunca me había sentido así.

—señorita Haruno ¿se encuentra bien?

Me quedo en silencio por que la sola idea de abrir los ojos es dolorosa, siento una mano en mi frente, me quedo quieta absorbiendo lo fresco de su palma.

—Tienes fiebre, iré por un médico.

No se cuanto tiempo pasa, pero los temblores se hacen insoportables, mi cuerpo se retuerce en la cama y mi cerebro palpita y se estruja con furia.

—necesitamos llevarla a un hospital, la fiebre no cede.

Sus voces son ecos lejanos en mis oídos, abro los ojos y veo sus rostros de preocupación.

—está bien, avisaré a sus padres, Nagato tú cuidarás de ella mientras esté hospitalizada.

—tenlo por seguro padre, te informaré cuando tenga un diagnóstico.

Todo se sacude camino al hospital, el pelirrojo llamado Nagato le da instrucciones al personal del hospital y soy llevada a una habitación, me siento tan mal que ni siquiera protesto cuando siento la aguja en mi vena, solo necesito estar bien, quiero que este dolor cese de una vez.

El frescor entra en mis venas, el calor se disipa y mi cabeza deja de doler, solo escucho el beep de una máquina que debe estar cerca.

El silencio del hospital me pone los pelos de punta, por suerte alguien dejó la luz encendida..

Estoy a punto de quedarme dormida cuando un grito masculino me hace dar un brinco.

—no! Suéltenme! Déjenme tranquilo maldita sea!

Saco la vía de mi brazo, y presiono la pequeña herida para que deje de sangrar, bajar de la cama me cuesta un poco ya que mis piernas están fatigadas.

Sigo el incesante ruido y me escondo de los enfermeros, un chico extrañamente familiar se sacude en la cama intentando liberase, veo al doctor inyectarle algo mientras lo contienen entre varios.

—no quiero dormir! Por favor! Solo déjenme!

Su llanto rompe mi corazón, espero unos minutos hasta que ellos salen de la habitación.

—él necesita vigilancia, lleven las muestras al laboratorio, necesito saber con exactitud que se me metió y en qué cantidad.

—enseguida doctor Hatake.

Salgo de mi escondite y entro a la habitación, él está mirando el techo y en sus ojos hay tanto tormento que me duele.

Sus párpados se cierran lentamente y aprovechó de acercarme y mirarlo de más cerca.

Es guapo, casi demasiado para ser real, tiene lindas pestañas negras y rostro de niña, su cabello azabache está desordenado sobre la almohada, él me produce algo extraño en el pecho ¿Donde lo he visto antes?

Sus ojos se abren de golpe, son tan negros como el carbón.

—tú -dice él-

Puedo ver el cansancio en su rostro, él está batallando para no quedarse dormido.

—¿como te sientes? -le pregunto bajito-

—te encontré tarde Sakura.. lo siento.

Una lágrima resbala por su rostro, mis dedos la quitan con gentileza y me acerco para darle un beso en la frente, él solloza y atrapa mi mano, en su muñeca descansa una fina pulsera dorada con un corazón grabado, mi mente comienza a recordar algo que olvide estos años, un recuerdo tan adorable que acaba de salir a la luz.

—nunca es tarde Sasuke, ya no estás solo.

Pego mi frente a la suya y lloro en silencio, las luces comienzan a parpadear sobre nosotros, el pánico llega rápido y espeso.

Tomo la mano de Sasuke con fuerza y veo como la puerta se abre con pereza haciendo que los vellos de mi nuca se ericen, Sasuke intenta removerse en la cama sin éxito.

—no quiero estar solo Sakura! No me dejes solo!

—no lo haré Sasuke, nunca te dejare solo de nuevo!

Las luces siguen parpadeando hasta que se apagan de golpe, dejamos de respirar y con manos temblorosas nos aferramos el uno al otro, la habitación queda en penumbras por el leve brillo de la puerta entreabierta, soy jalada con brusquedad y azotada contra la pared, la sombra se cierne sobre Sasuke asfixiándolo y veo el terror y la súplica muda en sus ojos negros.

—no! Sasuke! Sasuke!

Mis gritos alertan al personal, la luz vuelve y yo corro hacia Sasuke, él convulsiona en la cama, sus ojos están blancos y sus labios morados, un enfermero me saca de la cintura a rastras mientras yo grito, la máquina de signos vitales tiene un pitido constante, lo último que veo es como cortan su camiseta y ponen el desfibrilador en su pecho.

—por favor! Tengo que ir con él, le prometí que no lo dejaría solo!

—señorita cálmese!

—no! Sasuke!

Soy jalada hacia mi habitación y contenida mientras me inyectan un sedante, no dejo de sollozar, mi corazón quema y sufre por no estar con él..

No me dejes sola Sasuke..

Sasuke y Sakura: 8 años

Enero 2009, 14:00 pm

La niña corría entre risas por el parque junto a un adorable cachorro.

Sus padres se encontraban abrazados en una banca en medio de juegos infantiles y más padres sonrientes, era una rutina para ellos llevar a su única hija cada tarde a jugar.

La niña corrió de un lado a otro y vio a un niño abrazando sus piernas bajo un árbol.

Se acercó curiosa hacia él, el chico tenía los ojos negros y tristes, su pequeño cuerpo temblaba al compás de sus lágrimas, con mucho cuidado se sentó junto a él.

—¿Por que lloras? -preguntó ella-

Él la miro mientras limpiaba sus lágrimas con torpeza.

—no lo se.. siento que algo me falta, me siento sólo -dijo hipando-

—me llamo Sakura ¿quieres ser mi amigo?

Aquel niño que se sentía tan solitario en este mundo sintió calidez en su pecho.. algo le faltaba, algo lo hacía llorar, pero aún no entendía que.

—soy Sasuke -dijo tímido-

La niña se acercó y le dio un suave beso en la frente, él se sonrojó e hizo un puchero adorable.

—no hagas eso molesta, alguien podría pensar que somos novios -dijo con el ceño fruncido-

La niña solo sonrió y saco con cuidado la pulsera dorada que le habían regalado sus padres para su octavo cumpleaños, cuando tomó la muñeca del pequeño, éste la miró con curiosidad, la contemplo un momento mientras la S grabada en un corazón destellaba con el sol.

—ya no estarás solo Sasuke, yo te acompañaré siempre y cuando nos encontremos de nuevo estaremos juntos, yo te haré reír -dijo ella sonriendo-

El pequeño niño azabache miró aquella pulsera y por primera vez en meses sus labios se curvaron.

—gracias -dijo bajito-

—nos vemos pronto Sasuke-kun

El pequeño Sasuke vio a la niña de cabello rosa y ojos jade agitar su mano mientras corría junto a su cachorro blanco.

—nos vemos Sakura -susurro-

AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora