10. Mente y alma

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—Sakura—

Estamos mirando aquella casa enorme, los niños con sus uniformes de colegio salen acompañados de sus padres, nadie nos mira, es como si fuéramos invisibles a sus ojos.

Sasuke da un paso confiado hacia el lugar, lo veo sacar una llave entre uno de los maceteros con hermosas flores.

Cuando suena el click de la cerradura su mano se aprieta con fuerza contra la manilla de esta.

Pongo mi mano en la suya y lo miro tratando de proyectar seguridad, abrimos la puerta juntos, adentro todo es tan delicado y esta finamente decorado, Sasuke vuelve a dudar y yo entro insegura, escucho la puerta cerrarse y Sasuke toma mi mano, sus dedos tienen un leve temblor, la luz del día no quita por completo esa sensación de frío y asfixia que siento en mi cuerpo.

Él sube las escaleras, y en la planta alta veo cuadros familiares colgados pulcramente en las paredes blanquecinas.

Suelto a Sasuke solo para acercarme a los marcos plateados, mis dedos acarician el rostro de un pequeño azabache tan familiar para mi, tiene una hermosa sonrisa mientras toma la mano de un chico de cabello largo y mirada triste, la madre de Sasuke sonríe y es hermosa, él sacó tanto de ella..

El policía que los acompaña en la fotografía tiene una postura arrogante, pero sus ojos reflejan felicidad mientras abraza a la sonriente mujer.

Sasuke pone su mano en mi hombro y contempla la fotografía con nostalgia.

La puerta al final del pasillo se cierra con fuerza y doy un brinco, él enfoca su mirada negra hacia la habitación, algo me dice que no es buena idea, pero Sasuke corre hacia el ruido.

—Sasuke!

Lo sigo con el corazón tronando en mis oídos, llego unos segundos después, él está estático en medio de la habitación, todo es azul, esta es la habitación de Sasuke.

—Sasuke ¿estas bien?

—si..

Las paredes están adornadas con trofeos y banderines de un equipo de Hockey.

Hay un marco de fotografías junto a la mesa de noche, lo tomo en mis manos, un Sasuke con el cabello un poco más corto está abrazado y sonriendo junto a un rubio alegre, ambos están con sus uniformes de hockey y sus mejillas con líneas negras, en la muñeca de Sasuke está mi pulsera.

Me giro y no veo a Sasuke por ningún lugar, dejo el cuadro en el mismo lugar y salgo de la habitación sudando frío, no escucho ni un ruido en toda la casa, camino en el pasillo hacia donde mi corazón me guía, no sé dónde está Sasuke, pero aún así algo en mi lo busca de manera ilógica.

El ruido de vidrios rotos capta mi atención, corro y abro la puerta, esta habitación es más oscura, los tonos grises le dan un aspecto incómodo y frío.

Los trozos de cristal están sobre la alfombra oscura, tomo la fotografía que está bajo ellos y la miro atentamente.

El mismo chico de cabello oscuro y largo, sus ojeras resaltan en su piel blanquecina, sus ojos atormentados gritan ayuda, pareciera que está en calma, pero un alma atormentada reconoce a otra cuando la ve.

Me levanto cuando la puerta se cierra delicadamente, recorro la habitación con mis ojos y no veo nada.

—¿Sasuke-Kun?

Escucho mi respiración salir pesada de mi boca, le ordeno a mis piernas avanzar hacia la puerta, por el rabillo de mi ojo veo un bulto en la cama, no me muevo intentando respirar sin hacer un ruido, la cosa se sienta como si fuera una enorme marioneta, cierro los ojos y los abro de golpe, ya no hay nada en la cama.

AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora