𝘾𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 3 ...

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— Entera, semidesnatada, desnatada, sin lactosa... —

Steve no podía creer lo que estaba escuchando, debía estar alucinando, Jonathan realmente no estaba delante suya con más de 4L de leche fresca en bolsas del mercadona ¿Verdad? Debía seguir medio dormido por culpa de la aburrida telenovela turca estaba viendo antes de que tocaran al timbre. Sin aguantarlo más, estalló en carcajadas, ésto era lo último que se podía esperar del chico.

— Espero no romper tu corazón, Byers, pero soy intolerante a la lactosa. — Logró articular entre risas. — Aunque es un bonito gesto de tu parte, ya veremos qué hacer con tanta leche. —

Ambos chicos pasaron entretenidos al hogar de Harrington después de eso, yendo directamente a la cocina para dejar los múltiples lacteos entre conversaciones que se volvían cada vez más estúpidas saltando de tema en tema. 

— Pues yo creo que tengo el pelo rubio cenizo, incluso muy cenizo. —

— Yo creo que eres daltónico, Jonathan.—

— Es otra forma de verlo. —

...

Terminaron en la sala de estar, ambos sentados en el mismo sofá, con las latas de cerveza que Steve se había encargado horas antes de comprar, y que pasado el tiempo se iban gastando con más velocidad. Los chicos se iban acercando mientras bebían de éstas, el espacio entre ellos era casi nulo aunque no lo notaran, distraídos por las risas y bromas que iban haciendo. Sus rostros a centímetros de distancia, podían notar el aliento alcoholizado del otro incitándoles a acercarse aun más.

Sus bromas no cesaban aunque el tono había cambiado, ya no reían y gritaban por lo aires, estaban muy juntos y les bastaba con susurros para escucharse. La tensión era evidente en esa habitación, creciente cuanto más se paseaba la mano de Steve por el muslo de Jonathan, quién ni siquiera sabía cuando el chico había posado su mano ahí, ni cuando le había empezado a importar cómo bajaba y subía lentamente por su pierna. En algún momento dejaron de mirarse a los ojos, enfocando sus labios, sin saber cómo dar el paso o si era buena idea darlo.

Todo era muy íntimo, ya ni siquiera escuchaban la televisión de fondo y habían dejado de hablar, ensimismados en la tensión que les provocaba el otro, hasta que esa burbuja se vio interrumpida por el menor de ambos, quién pareció darse finalmente cuenta de la situación y no muy agusto con ésta, retrocedió en su sitio, dando lugar a un silencio bastante más incómodo de lo planeado.

Par de minutos pasados, y ninguno se había atrevido a hablar sobre lo ocurrido, o mirar de nuevo al otro.

— Oye Byers, ¿Quieres leche? — Rompió el silencio Steve finalmente, buscando una oportunidad de migrar a la cocina.

— Entera, por favor. — Fue contestó rápidamente por parte de Jonathan, quien pareció entender rápidamente sus intenciones y le dejó irse en silencio a la cocina.

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Steve no tardó en aparecer de nuevo en la sala de estar, sorprendente si le trajo un vaso de leche caliente consigo.

— Oye, creo que hemos bebido de más, quizás deberías irte a casa. — Propuso primero, mientras le daba el vaso.

— Sí, sí, estaba pensando lo mismo. — Afirmó de vuelta sin pensarlo mucho.

— Lo de antes ha sido el alcohol, sabes, yo no soy gay ni nada por el estilo. — Se sentó en el sofá mientras hablaba, a una distancia bastante más prudente esta vez.

— Pff, y que lo digas, yo tampoco, sólo estamos pasando una mala racha ¿Verdad, Harrington? —

— Me alegra que no haya malentendidos, sería... —

— Incómodo. — Completó Jonathan.

— Sí, incómodo. — Rió algo nervioso y aliviado, a la vez que dolido. — Entonces amigos, menos mal, te acompaño a la salida vamos. —

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— ¿Cómo dices que has estrellado tu auto? — Preguntó incrédulo Steve a Jonathan, ambos seguían en su hogar, en la puerta de salida para ser más precisos, observando la preciosa tormenta que se veía al abrirla.

— Te digo que no fue a posta, fue más bien un accidente. — Bufó en respuesta. — Además no debería ser tan importante, también tenemos tu auto. —

— Oh no, olvidate de él, Robin lo ha hecho picadillo en las clases de conducir. —

— ¿Y por qué me jodes a mi por no tener auto? —

— No es por no tener auto, es por estrellarlo por manejar con los ojos vendados. —

— Dicen que sólo se vive una vez... —

— Sí, como sea. — Se apoyó en la pared mientras pensaba. — ¿Y cómo piensas volver a casa con la que está cayendo? ¿Vas a llamar a tu madre? —

— Por dios, Steve, son las 4am, debe estar en su quinto sueño por lo menos, si la llamo lo menos que va a querer hacer es verme. — Suspiró y poco después volvió a hablar. — ¿Tienes un paraguas? Iré andando, al final es sólo agua, y hasta donde sé nadie de Hawkings a muerto por la caída de un rayo. —

— ¿Estás hablando en serio? — Hizo una breve pausa antes de seguir hablando, considerando bien lo que iba a proponerle teniendo en cuenta el ambiente. — Oye mira, tengo habitaciones de sobra, quédate esta noche y mañana a primera hora si sigue lloviendo llamas a tu madre, y si ya no llueve, pues te vas sin que te de hipotermia. —

— Si lo planteas así no suena mal. —






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joper perdón 😨

¿𝙌𝙪𝙞𝙚𝙧𝙚𝙨 𝙡𝙚𝙘𝙝𝙚? ... Stonathan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora