Este capítulo forma parte del evento "Semanitamultishipper" de fb "Dibujitos feos de la Cherry_Wine"
09/08 Técnica de sangre
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—¡Craaa! ¡Giyuu, tienes una nueva carta! ¡Carta de Tsutako!–.
Milagrosamente Kanzaburo llegó hasta el hombro del endrino sin antes confundirlo con alguien más. Recibió una caricia en la cabeza a cambio de la carta.
Tomioka la abrió usando apenas la punta de sus dedos, no quería ensuciarla y tampoco pensó en antes limpiarse la sangre.
Tampoco quiere ensuciar su haori porque alguien especial se lo regaló.
—¡Giyuu! ¿Son buenas noticias?– Kanzaburo parece más alegre y despierto que de costumbre.
—Sí, acaba de tener a su primer bebé–.
—¿Quién tuvo un bebé?– Sabito apareció en la entrada de la finca.
La mirada lavanda brilla con alegría y tranquilidad, eso es bueno, significa que Sabito vino como visita, no como paciente al igual que Makomo a quien acaba de curar varias lesiones.
O quizás está mejorando en ocultarle las heridas.
Guarda la carta con delicadeza, como si en cualquier momento se fuera a romper.
—Mi hermana, está muy feliz, dice que se parece mucho a su marido– finalmente limpia sus manos con un trapo húmedo.
—Genes fuertes, eso es bueno–.
Giyuu analiza de pies a cabeza a Sabito, algo ahí no le gusta.
Algo está mal.
De pronto un diminuto espasmo delata a la sonrisa mentirosa.
—¿Fuertes como el brazo de un pilar?– apenas roza la extremidad del pilar del agua cuando éste se encoge, más por ser descubierto que por el dolor.
Tomioka aún no entiende qué parte de no atender las heridas hace a un hombre pues... más hombre.
—Es sólo un rasguño, se va a curar pronto–.
Sube la manga cuadriculada y descubre que el "rasguño" mide al menos diez centímetros a lo largo del brazo, no es profundo pero se debe atender.
Suelta un largo y cansado suspiro.
Giyuu Tomioka ha servido como médico en la compañía caza demonios desde niño, específicamente desde que Tsutako y él fueron salvados. Casi de inmediato conoció a Sabito así que puede asegurar que él es el segundo pilar más terco y problemático de los nueve. Apenas después de ese alguien especial.
—Iré a que me cure Kanzaki si eso te tranquiliza. Mejor atiende a ese, se llevó lo peor en la misión por loco acelerado–.
Su corazón pudo dejar de latir en ese momento pero mejor eligió bombear como si bailara. Al darse la vuelta pudo ver al pilar del viento. ¡Cierto que es un loco impulsivo! Seguramente por eso su cuerpo se vuelve loco cada vez que están cerca.
La mirada que recibe es firme a pesar de que el resto de su ser luce agotado y sus manos hacen presión en el vientre. Sanemi está muy herido.
No se da cuenta de que Sabito prefiere marcharse pero nota al instante que los ojos lila se relajan, aún sin romper el contacto.
—Te queda muy bien, pero no es necesario que lo uses si no te gusta– Sanemi invade su espacio personal.
Con dos pasos se acercó tanto que podría unir la punta de sus narices si se levantara un poquito. O unir algo más.
Él ahora lo mira con ternura, hay demasiado amor en el albino que apenas se logra expresar en el rostro lleno de cicatrices pero que se siente en las caricias a sus hombros, disfrazadas de simples frotes al haori que le regaló.
—Me gusta mucho, por eso lo uso–.
Giyuu baja la mirada, consciente de que ha estado viendo los labios de Sanemi por mucho tiempo y ya debería estar cuidando de sus heridas.
No nota la frustración en Shinazugawa por no recibir el beso que merece.
Ambos entran a una habitación, Giyuu toma el agua limpia de una cubeta y de pronto la habitación se hace tan silenciosa que puede escuchar un suave traqueteo. Hay algo en el fondo, hay algo en movimiento pero...
—¿Giyuu, qué ocurre?– su nombre en boca de Sanemi lo trae de vuelta.
Camina hasta él y hace todo lo posible por fingir que aquello no le erizó hasta el último vello en su cuerpo. Ruega que el pilar no escuche su corazón o note en su cara la rojez que contrasta demasiado con sus prendas claras.
—Primero la del vientre, parece que es la peor– debe ser así si Sanemi no ha dejado de hacer presión con su mano.
Aunque quizá no es así si su loco acelerado se sonroja y deja salir una risa rasposa.
—Espero que no sea lo peor, es sólo que no quería que ese zorro idiota me viera traerla–.
Con "zorro idiota" se refiere a Sabito y el "traerla" lo entiende cuando deja de hacer presión sobre su uniforme y saca una pequeña flor azul.
Los pétalos se doblaron un poco y algunos se mancharon de sangre pero para Giyuu es el detalle más hermoso que Sanemi ha tenido con él.
Toma la flor con delicadeza, mucha más de la que Sanemi tiene al sujetarlo del rostro para ser recompensado con mucho más que una sonrisa.
Une sus labios con brusquedad, hambre y dolor, se mueven entre mordidas y tronidos que ambos disfrutan y al separarse...
Giyuu Tomioka muere mirando fijamente a Sanemi Shinazugawa.
No puede quejarse, la vista es perfecta. El día le regala una luz preciosa que resalta los ojos y la sonrisa del albino. En sus últimos segundos puede escucharlo llamarlo otra vez y eso es todo lo que necesita para también sonreír.
Siente que el calor en su rostro proveniente de las manos del pilar le da la vida entera.
Aún así, muere en el instante que su núcleo es apuñalado.
Debió sospechar desde el momento en que su cuervo llegó a él sin problemas y darse cuenta de la ilusión en el instante en que sus mejillas se sonrojaron con felicidad.
Esa noche, fuera de la ilusión, Kanzaburo voló hasta el cuartel para dar la terrible noticia de que el pilar del agua y más de doscientos pasajeros en un tren fueron devorados por la primera luna menguante.
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