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-Meses Después.
Los meses pasaban muy rápido para el gusto de Jungkook.
Su niño tenía actualmente cinco meses de embarazo y su vientre ya no era plano, tenía una barriguita muy adorable.
Después de cuidarlo por el resfriado en casa de Bangchan, se había encargado de vigilar a su pequeño y además dejo de comunicarse con sus padres, ellos empezaron el problema así que prefería mantenerlos lejos de él.
Cada día regresaba del trabajo para ir a buscar a su pequeño al instituto, llevándose una gran sorpresa al ver que varios de sus compañeros le daban regalos, eran especialmente para su bebé en camino.
Ropita pequeña, biberones, pañales, entre muchísimas cosas más, pero lo que más le había gustado a Jungkook fueron los pequeños zapatitos tejidos y unos guantecitos de algodón.
Toda su vida iba bien hasta ahora.
Eran las tres y treinta de la madrugada cuando un embarazado Minnie en forma de gato entro a la habitación de Jungkook, maullando varias veces hasta que logro despertarlo.
El felino regreso a su forma humana y acaricio su pancita.
-Papi...el pequeño tiene antojos otra vez -menciono con un pucherito.
El alto sonrió levemente, para después acercarse al hibrido dejando un besito en la nariz ante la ternura de su pequeño.
-¿Qué antojo tiene ahora? -pregunto curioso.
A este punto no le sorprendía ninguno de los antojos que llegase a tener Jimin, las últimas semanas habían sido algo raras, desde pastel de fresa con aceitunas, hasta una extraña malteada de chocolate, pepinillos y huevos crudos.
Asqueroso, ¿verdad?
Nada le sorprendía hasta hoy, todo iba de maravilla hasta ese punto.
Pero todo se derrumbó tras la última revisión de Park.
