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Jungkook era un hombre de negocios, como todo empresario en la ciudad, tenia una casa grande y con mucho espacio para una familia.
Pero él no la tenía.
Se sentía soló al comienzo, no tenía a nadie, sus padres lo dejaron a un lado.
Su hermana se habia ido al extranjero con su pareja y su pequeño sobrino.
El resto de su familia no sabia que él existía.
Era triste de cierta manera, pero se acostumbró a esa vida de soledad y tristeza, hasta que algo cambió su rutina dándole un giro completo a su vida.
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—flashback.
Cómo todas las mañanas, Jungkook caminaba por las calles tomando un humeante café para despertar por completo antes de ir a trabajar.
Siempre caminaba por la misma calle y tomaba asiento bajo un árbol disfrutando de la calma y el silencio de la ciudad, pero habia algo que siempre lo pertubaba, esa tienda de mascotas.
En el vidrio del lugar que daba hacia la calle, estaba ese pequeño híbrido de gatito que cada vez que lo veía sonreía colocando su carita y manitas en el vidrio, aplastando de manera graciosa su rostro.
