II. Primer susto: parte dos.

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Una vez que llegaron a la casa de Jennie, Jisoo esperó con impaciencia a que ella regresara. Tuvo que rechazar al menos cinco llamadas de Rosé e ignoró todos los mensajes de texto de sus amigos.

Cuando Jennie regresó, todo sucedió como había dicho su amiga. Vieron Mary Poppins, Enredados y luego Mary Poppins de nuevo, acurrucadas bajo el edredón de Jennie, con una taza de chocolate caliente en las manos.

Cuando sonaron las dos en punto, Jisoo se extirpó de la comodidad de la cama y se dirigió al baño. Necesitaba orinar. Era un momento tan bueno como cualquier otro.

Entonces, abrió las dos cajas que Jennie había comprado, se quitó las bragas y se agachó en el inodoro. Sacó los palos de sus tapas y luego, cerrando los ojos con fuerza, orinó sobre ellos. Lo miraba de vez en cuando para asegurarse de que estaba orinando en la tira y no al lado. Ella estaba haciendo un buen trabajo hasta ahora. Una vez que su vejiga se vació, colocó los dos palitos que se burlaban de ella al costado del lavabo y comenzó a leer las instrucciones.

Era bastante rápido y simple.

Si aparecen dos líneas, está embarazada. Si aparece una línea, no pasa nada; es la joven más feliz del mundo.

Se lavó las manos y fue a buscar a Jennie, los nervios la estaban carcomiendo demasiado. Su amiga estaba sentada en su cama, con la espalda reclinada contra el reposacabezas. Jisoo decidió trepar por la cama, hasta que estuvo acomodada entre las piernas de la pelinaranja, su espalda contra el pecho de Jennie y los brazos de su mejor amiga apretándola contra su corazón.

—¿Alguna vez has considerado que podrías tener tu periodo tarde?—, Jennie preguntó en voz baja, tratando de apaciguar a su amiga.

—Nunca llega tarde. Ni una sola vez, ni un solo día—. Jisoo respondió, como si la discusión hubiera terminado.

Jennie sabía que los cuerpos de las mujeres eran más complicados que eso. Tenían montones de deberes, además de que los exámenes eran la próxima semana y todos estaban ansiosos por ir a la universidad.

Estrés.

Eso era algo milagroso que jugaba en contra de los ciclos hormonales de las mujeres. Entonces, ella lo expresó. —Tal vez es solo estrés.

Pero Jisoo se burló: —Eso no puede explicarlo todo, Jen; no tantos días—. Jisoo se acurrucó más en el abrazo de Jennie y pegó la oreja al corazón de la joven de cabellera naranja, escuchando pacientemente el sonido de los latidos de su corazón.

—Algunas mujeres pueden perder un período completo debido al estrés; a veces incluso más de uno—. Jennie siguió razonando. —Tienes muchas razones para estar estresada en este momento. Los deberes, los exámenes, el viaje de este verano y...Sé que todavía tienes que decidir a qué universidad asistirás y también sé que no puedes esperar a ver a dónde va Rosé para hacer tu elección. Y antes de que lo niegues, sé que no quieres elegir por Rosé, y sé que te está volviendo loca. Sé que en el fondo, ya has elegido tu universidad. Pero no tienes idea de si cambiarás de opinión si Rosé no va allí también, y eso te da un susto de muerte.

Jisoo depositó un ligero beso en la mejilla de Jennie, la suya se encontraba completamente mojada. —No debería permitirse conocer tanto a alguien. No sé en qué me convertiría sin ti, Jen. Te amo muchísimo, y lo siento si ya no te muestro lo suficiente.

Jennie sintió un calor ahogar su corazón y su garganta, dibujando una pequeña y delicada sonrisa en su rostro mientras apretaba su abrazo. —Bueno—, comenzó ella, emocionada. —Si tenemos suerte, no tendrás que descubrir cómo es la vida sin nuestro dúo fatal para gobernarla—. Las dos chicas se rieron suavemente, abrazándose la una a la otra.

¡¿Mamás?! | Chaesoo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora