𝘊𝘜𝘈𝘛𝘙𝘖

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Jongseong.

Hace una semana ya que me ofrecí a ser el padre del bebé de Jungwon, oferta la cual rechazó. Está bien, entendí que no quería hacerlo conmigo, según él dice que por que soy mejor amigo. No estoy molesto, estoy extrañado por su reacción, pensé que iba aceptar, o tal vez no lo haría pero se lo iba a tomar con calma y hablaríamos mejor de la situación.

Heeseung llegaba hoy y yo iría por él al aeropuerto, los chicos estaban en casa de Jungwon arreglando todo para la fiesta, la última vez que hicimos una fue para mi cumpleaños, en abril, hace bastante tiempo.

Cuando estábamos en la universidad todos los fines de semana hacíamos fiestas, nos rifábamos para saber quién iba a dar la casa, siempre que me tocaba, mi madre me regañaba y decía "espero que sea la última vez", claro que nunca era la última vez.

Eran exactamente las tres de la tarde cuando llegué, a esa hora se supone que aterrizaría el vuelo de Heeseung. Bajé del auto y me dispuse a esperarlo, luego de diez minutos, por los altavoces anunciaron que su vuelo ya había llegado a tierra. Me acerqué a las puertas y la gente estaba ahí esperando a sus familiares y amigos. No tardé en verlo, iba vestido completamente de negro a excepción de su camisa rojo vino, estaba pendiente de lo que decía su celular, alzó la mirada y me vio.

—¡Jay, hermano!— corrió hacia mí para darme un abrazo, lo había extrañado mucho.

—¡Heeseung!— lo abracé de igual manera.

—Pensé que Jake vendría por mí, no es que no te quiera, sólo que no esperaba verte.

Lo ayudé con las bolsas que traía en el hombro y me las colgué en el mío.

—Sí, bueno, él tiene unos asuntos que ver y por eso no pudo venir por ti, además, soy mejor que Jaeyun— rió ante mi comentario.

—Si fueras mejor que Jake me darías unos buenos polvos cada vez que terminas con una novia.

—No seas grosero, no me interesa saber que haces con él.

Heeseung y Jaeyun nunca habían sido pareja, hasta donde yo sé sólo tienen, o tenían pequeños encuentros sexuales cada vez que Jaeyun se sentía mal por alguna ruptura repentina con una de sus mil novias, aunque eso terminó hace casi un año, cuando Heeseung consiguió su beca y se fue a LA a estudiar.

Mi amigo de ojos cafés había quedado muy triste, no por perder a su compañero sexual, no, quedo así porque uno de sus buenos amigos se iba y no volvería hasta quién sabe cuando.

—¿Qué tenemos para hoy, pequeño Jong?

Dios, odiaba que me diga así y él lo sabía, sólo lo hacía para fastidiar y sí que me fastidiaba.

—No me digas así— bufé—, hoy no haremos nada, te dejaré en tu casa, descansarás un rato y en la noche tal vez vaya por ti e iremos al cine.

No podía decirle sobre su fiesta de bienvenida, era una sorpresa.

—¿Qué? No llegué un sábado por la tarde para, tal vez, ir al cine. Jay, estás idiota, vamos aunque sea a un restaurante, no al cine, no tengo jodidos 15 años.

—Bueno... Podría ir por ti a las diez y salir a tomar algo, ya sabes, el bar de Ray.

—¡De eso estaba hablando! Pensé que te había perdido, amiguito—dramatizó poniendo una mano en su pecho desde su asiento del copiloto.

Lo dejé en su casa y yo me dirigí a la mía.

Me recosté en la cama a pensar sobre lo que tenía que hacer para hoy, no era mucho pero me gustaba tener todo en orden.

Ahora, descansar un rato, si es que puedo, dormiría algo, después despertaría para bañarme y vestirme, por cierto no sé qué ponerme. Ya lo veré después. Tenía que ir al local de Chan por las botellas, ir por Heeseung a la hora acordada y por la ultimo llevarlo a la fiesta.

«…»

Entré al baño a las 8:00 pm después de una muy larga siesta. Me quité la ropa y entré a la ducha, me sentía cansado y es que ya había dormido varías horas, tal vez no era ese tipo de cansancio.

Sólo quería estar ya en casa de Jungwon sentado bebiendo algo de cerveza o un buen whisky.

Ya con todo el cargamento en la cajuela pase por Z, para ir directo a su bienvenida.

—Bien, hora de la fiesta—susurré viendo al chico sentado a un lado de mi, centrado en la vista de la calle.

—¿Dijiste algo?

—No, nada, tu... Sigue viendo la calle.

Asintió no muy convencido y volvió a lo que estaba haciendo al principio.

—¿La casa de Jungwon? —cuestionó cuando estaba parqueando mi auto en la entrada.

—Sí, la misma —vi por el retrovisor fijándome de no chocar el coche que estaba detrás de mí, hice una maniobra más y listo, le dije al moreno que entrara, yo tenía que bajar las cosas.

Mi amigo castaño, Seonwoo, salió a ayudarme con las cajas que contenían botellas de alcohol.

La música estaba alta, la gente estaba bailando por todas partes de la casa sin lugar específico, seguí a Sunoo camino a la cocina, saludé a varias personas que conocía y otras que no en el transcurso de mi recorrido.

Llegué a la barra de la cocina y ahí estaba Jungwon, hablando con el novio de Chan, éste le hizo una seña y él se volteó a verme. Saltó a mí para recibirme con un abrazo.

—¡Jaaay! —no hablaba, gritaba, con eso pude comprobar que ya había tomado bastante— ¡Llegaste, te extrañe mucho! —me apretujó más cerca de él.

—Hola, igual te extrañé.

Lo saludé algo cortante, también lo había extrañado, lo que pasa es que aún me sentía incómodo por cómo me trató la vez pasada.

—Jay, quiero decirte algo —se separó de mí, tomó mi mano y se volvió a sentar en su antigua silla, me acerqué para poder escuchar lo que tenía que decir, espero que valga la pena.

—Te escucho, bebé —no, no podía ser tan duro con él, menos viendo su carita así, estaba muy alegre gracias al alcohol que había ingerido anteriormente y sus ojos parpadeaban más de lo debido.

—Quería pedirte perdón por, hmm, como te trate la otra vez, no era mi intención Seongie, de verdad, perdóname.

Sus manitas estaban nerviosas, jugaban con los anillos de mis manos, los giraba y los re-acomodaba. Parecía un niño pequeño que acababa de hacer una travesura y su mamá lo estaba regañando.

—Te perdono con una condición —me miró un poco extrañado, estaba pensando lo peor—, prepárame un trago.

—¡Oh, claro! ¡Trago para Seongie, andando!

Nota mental: no dejar que Jungwon hable mucho con Heeseung.

𝘽𝘼𝘽𝙄𝙀𝙎 𝙁𝙊𝙍 𝙒𝙊𝙉 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora