Junio

7 0 0
                                    

A menudo deseo que el mundo se pare,
que mis huesos no se sientan como hielo,
que haya algo más que mi cuerpo, algo que abrace cada nervio y vuelva de mis pensamientos una sensacion de calidez
sin embargo, las lágrimas arden a mi alrededor mientras la mancha de mi techo se expande, mi habitación se enfría y no encuentro mi hogar
¿a dónde puedo depositar todo el amor que tengo para dar? si en el afán de no esperar nada a cambio, termino siendo más golpeada que besada, y mis ganas se evaporan con cada paso que mis pies deciden dar
me arriesgaria a decir que ya me cuesta caminar por cuenta propia, me olvidé como hacerme bien y como hacerme respetar
todavia torpemente sigo creyendo que soy una persona dificil de amar, como si el querer viniera con bases y condiciones y yo fuera lo que nadie quiere leer y decide saltear
podria decir por momentos que hasta me arrepiento de tener una cama de dos plazas si no tengo cada fin de semana con quien pelearme por las frazadas y dar un beso de buenas noches que cure todos los desordenes que en la semana desperdigué
y no se crean que extraño, porque no extraño nada, porque en mi vida quiero algo genuino y puede que tal vez haya nacido en la generación equivocada o simplemente es la condena que aceptamos cuando nuestra alma decide nacer
el unico amor que encuentro en las paredes de este espacio es mi familia, mi corazón está a la derivada y el colchón parece ser el único lugar donde puedo sentir que la vida no me va a hacer perecer
y el reloj pesa, las agujas se me clavan como estacas, me siento espectadora de una historia que no me agrada
entrando en sueños y con los ojos hinchados, a menudo también deseo que el amor sea algo mutuo y no una utopía, que entre nos, los humanos, dejemos de hacerlo etéreo y seamos capaces de darle forma, siendonos sinceros, abrazando con cada mano las emociones que emanan y nos gritan desde el pecho.

Notas después de la medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora