Tomo I - Capítulo 1

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TOMO UNO

Todas las mañanas de lunes a lunes empezaban de la misma forma para Cha: su alarma sonando a las 6a.m., ejercitándose en su sala de gimnasio personal, tomando un largo baño para relajar sus músculos y comiendo un abundante y nutritivo desayuno antes de salir camino a su trabajo.

Su madre lo había hecho leer una exagerada cantidad de libros sobre empresarios exitosos y personas influyentes, para que siguiera sus pasos y fuera una persona íntegra y con una vida saludable. Lo único que arruinaba su buena salud eran los cigarrillos que fumaba cuando se encontraba bajo un alto nivel de estrés, pero su madre también lo hacía, así que no lo regañaba por ello.

Para él no había descanso, pero no es como si supiera qué hacer en caso de tener tiempo libre. A sus treinta años había tenido varias parejas casuales, pero aún no conocía a nadie que lograra enamorarlo.

—Y nunca le vas a encontrar si sigues siendo un trabajólico —solía regañarlo su madre.

—¡Pero si tú me criaste así!

Y así siempre solía empezar la discusión donde su madre le pedía nuera (o yerno) y nietos.

—¡Alguien tiene que heredar el restaurante después de ti! ¿De qué sirve que seas un alfa dominante si morirás solo? —y con esa frase su madre sabía que siempre terminaba ganando.

Cha era hijo único, al menos por el lado de su madre. No es como si su ausente padre importara —ya que nunca se había hecho parte de su vida—, pero sabía por los chismes de la alta sociedad que tenía un hermano menor al que le heredaría toda su compañía. A Cha no le importaba, realmente. Ya tenía más que suficiente con la presión de conservar las 5 estrellas del restaurante de su madre.

Volviendo al ahora, era un lunes por la mañana, temprano para su restaurante que recién abría al medio día. Se encontraba en su oficina haciendo el papeleo de todo el fin de semana, antes de que empezara toda la acción del horario de almuerzo.

Hasta que unos golpes sonaron en su puerta.

Qué extraño, pensó. Y es que sus trabajadores recién comenzaban a llegar a las 11 de la mañana. Él era el único que llegaba a las 9.

—Pase —dijo con voz fuerte, para poder ser escuchado.

La manilla giró lentamente, haciendo un sonido demasiado tétrico como para ser normal. La puerta se abrió igual de lento, haciendo que el corazón de Cha comenzara a latir con fuerza. Sin embargo, todo pareció detenerse cuando vio a la persona que, al parecer, lo estaba buscando.

Un pequeño y delgado niño se encontraba de pie sin soltar la puerta, como si necesitara el apoyo de esta para tener el valor de hablar con un adulto. Sus ojos y su cabello eran negros y su piel era blanca y lisa. Era imposible que ese niño tuviera más de cinco años.

—Hola, pequeño. ¿Estás perdido? —preguntó Cha, intentando ignorar el hecho de cómo le habría hecho el niño para entrar al restaurante y llegar hasta su oficina.

—Hola... soy Byun Sungmin —habló bajito el niño—. Yo, uhm... No estoy perdido.

¡Oh, Dios! ¿Entonces el niño sí lo estaba buscando a él? ¿Por qué un niño lo buscaría directamente? Cha comenzó a hacer cuentas. ¡Demonios! Él siempre usaba condón... pero estos no 100% efectivos. ¿Habría fallado alguno? Pero ¿con quién? No es que se sintiera orgulloso al respecto, pero calculando la edad del niño, la lista de posibles omegas y betas no era precisamente corta.

—¿Qué te trae por aquí? —preguntó entonces Cha, manteniendo una sonrisa y una voz amable, aunque por dentro sintiera que todo lo que había construido cuidadosamente con los años, se estuviera cayendo como un castillo de cartas.

Save the Day | Cha x Minho omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora