Capítulo 7

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Un par de días más habían pasado desde la visita de Sungmin y sus madrinas, y Cha seguía sin atreverse a contactar a Minho. Sin embargo, no paraba de soñar con él; desde los más excitantes escenarios hasta los más escabrosos...

Decidió terminar llamando al único de sus amigos que estaba al tanto de toda la situación de Minho y Sungmin, Taeyoung Jun, para pedirle consejo. Agradecía la buena fe y los consejos de las amigas de Minho, pero se sentía en derecho de desconfiar un poco, al no conocerlas para nada.

Finalmente se juntaron en la casa de Cha, ya que recientemente su amigo se había mudado con su pareja y querían privacidad.

—No es que quiera asustarte, pero yo creo que, considerando que prácticamente han pasado dos semanas desde su última interacción, tu omega —ese término había empezado a utilizar Taeyoung para molestar a Cha— debe pensar que te aburriste de él y que seguiste con tu vida.

—¿Cómo dices? —preguntó alarmado Cha. Demonios, no se había puesto a pensar en eso. Si Minho era siquiera un veinte por ciento inseguro, como le habían dicho sus amigas, claro que ya estaría pensando que Cha se había cansado de él.

—Es cosa de lógica, hombre —se encogió de hombros—. El primer periodo de conquista es el más importante. Con una ausencia tan larga como esta, claro que—

—Espera, espera —lo interrumpió Cha—. ¿Periodo de conquista? Creo que estamos perdiendo todo el enfoque de mi misión aquí. Mi intención es ayudar a Sungmin—

—Tonterías —interrumpió ahora Taeyoung—. Claro que creo que sinceramente quieres ayudar a ese niño y, por consiguiente, a su padre. Pero no nos veamos la suerte entre gitanos: ese omega llamó tu atención de una manera diferente, algo que, en todos los años que llevo conociéndote, nunca había pasado.

Cha se mantuvo en silencio. No tenía cómo defenderse.

Si tenía que ser honesto consigo mismo, lo que su amigo decía era cierto, pero Cha podía ser mucho más radical: nunca, durante toda su vida, ningún alfa, beta ni omega había logrado engancharlo como, inconscientemente, había hecho Minho. Sí, sus primeras impresiones fueron... particulares, pero Minho siempre lograba sorprenderlo de alguna u otra manera.

Por otro lado, estaba el tema de que Cha realmente sentía una real admiración por Minho: tenía 23 años (¡mientras Cha 30!), tenía un adorable hijo de 4 años muy bien educado (¡mientras Cha ni siquiera tenía mascotas o plantas!), tenía tres trabajos de medio tiempo (mientas Cha, que aunque era muy dedicado a su trabajo, admitía que venía de una posición más que privilegiada que le había hecho más expedito el camino a ser el administrador de un reconocido restaurante).

—Tomaré tu laaaargo silencio como mi victoria —lo trajo de vuelta de sus pensamientos Taeyoung.

—N-no lo sé —balbuceó Cha—. Es... extraño. No sé qué pensar.

Taeyoung lo miró ahora con un poco de compasión. Conocía a Cha desde la universidad y, aunque era divertido verlo atrapado en un dilema como este, también le ponía contento ver que alguien estaba logrando traer emociones a su vida. Cha siempre había sabido cómo relacionarse con las personas, pero de manera superficial; era muy raro que lograra conectar con alguien. Taeyoung era claro ejemplo de eso, Cha había tenido montones de amigos en la universidad, pero una vez se graduaron, el número disminuyó a dos: él y Donghoon, pero este último se había mudado de vuelta a su pueblo natal luego de casarse y formar familia, así que nunca lo veían.

—Deja que las cosas fluyan —aconsejó Taeyoung.

—¡No puedo! —se quejó Cha. Como hijo único, bufó Taeyoung en su mente. Cha podía ser un alfa dominante muy imponente, pero no podía evitar sacar a la luz el niño mimado que era por dentro.

Save the Day | Cha x Minho omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora