Capítulo 4

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La mañana de aquel viernes era tan lluviosa como solo en un día de invierno podía ser.

Desde la situación de la cafetería Cha no había querido volver a interceptar a Minho en sus lugares de trabajo. No quería verse demasiado sospechoso, por más que sus intenciones fueran buenas.

Mientras comía su desayuno en la comodidad de la casa, analizaba cuál sería su plan para terminar la semana. Según la información que le había entregado su amigo, los viernes y sábados en la noche Byun Minho trabajaba en los barrios rojos de Seúl, pero no contaba con más información, como el horario o el local específico.

Lo único que se le ocurría era dar vuelta por los diversos recintos preguntando por el omega hasta dar con él, pero ¿qué haría luego? Bueno, ya a estas alturas lo mejor sería verlo a la distancia, asegurarse de que esté a salvo y esperar hasta el lunes para ir a molestarlo -digo- verlo en la cafetería. No era muy conveniente que Minho lo descubriera por esos lados.

El día pasó rápidamente en el restaurante. Había logrado escapar de su madre, quien quería obligarlo a tener una reunión sobre las finanzas del negocio; ya lo verían el lunes en la mañana... o al día siguiente si su madre estaba lo suficientemente molesta como para ir a invadir su casa.

Se había puesto su mejor traje tratando de verse elegante, pero al mismo tiempo para pasar desapercibido en aquel barrio tan mal visto por la sociedad. Su madre lo asesinaría si se enteraba dónde estaba.

Y comenzó su aventura.

En cada sitio que entraba los omegas y betas se lanzaban sobre él, lo que se estaba volviendo incómodo después de salir del cuarto lugar. Hasta el momento no había tenido suerte encontrando a Minho y ya estaba empezando a dudar de poder encontrarlo. ¿Qué si el omega no usaba su nombre real en los barrios rojos? No era una idea descabellada, de hecho, era bastante razonable pensando que tenía un cachorro que proteger.

Luego de salir del séptimo local sin suerte alguna, decidió darse por vencido y entrar a un bar que había en el sector. Al entrar vio cómo había varias mesas dispuestas en el lugar y cómo varios omegas servían los tragos en poca ropa o simplemente acompañaban a los clientes sentándose en sus piernas y bebiendo con ellos.

Oh no, pensó Cha. Si bien el lugar no parecía ser un prostíbulo, seguía siendo muy duro para él imaginar a Minho teniendo que realizar un trabajo como ese para poder dar de comer al pequeño Sungmin.

Caminó a paso firme hacia la barra, dispuesto a preguntar por Byun Minho.

—¿Qué le sirvo? —escuchó la voz de uno de los BarTender.

—En realidad estoy buscando a alguien —respondió sin alzar la mirada. Si bien estaba buscando al omega, de verdad necesitaba un trago y se encontraba mirando el menú.

—Si gusta le puedo facilitar el catálogo de nuestros meseros, pero a esta hora los más populares ya están ocupados.

—¡Oh, no me refería a eso! —se espantó Cha, mirando finalmente al omega frente a él—. ¿Minho?

Con un muy ajustado traje negro (pero que al menos cubría todo su cuerpo), se encontraba el tan buscado omega. Dios, gracias, gracias, gracias, fue el pensamiento de Cha al ver que el trabajo de Minho era más seguro de lo esperado.

—Vaya, no creí que sería de los alfas que viene a estos sitios —y aunque la frase no era un halago, Cha no sintió ninguna pizca de malicia o crítica en las palabras del omega.

—No lo soy —sonrió nervioso. Su plan era ver en que trabajaba Minho, no buscarle conversación ni mucho menos ser descubierto por este en aquel tipo de lugar—. Yo...

Save the Day | Cha x Minho omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora