AQUÍ NO, ALLÁ SI

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—Hazte la mosquita muerta no más... igual yo sé que te encanta—expresó Karin mordiéndose el labio inferior cuando la esquiva Giovanna ya no pudo escucharla más— ¡corre mientras puedas! —le gritó con burla desde arriba —y tiene el descaro de hacerse la difícil, si se nota que muere por mí, ja ¿Quién no?

— ¿Karin?

— ¡¿Qué?! —Pronunció sobresaltada ante la voz de un chico atrás de ella.

— ¿con quién hablas? —le preguntó el atractivo muchacho.

— Solo pensaba en voz alta... —se tranquilizó dejando atrás su sobresalto.

—Ah, ¿me estabas esperando?

—Claro que no —le respondió ella sin más.

—Está bien... —se resignó el chico- y ehmm.... ¿quieres que vamos a...?

—No, tengo cosas que hacer—le cortó de inmediato—Nos vemos luego...

—Bien, entonces me llamas... —alcanzó a decir antes de que ella se marchara.

***

Esa Karin sí que es de lo peor—se mortificaba Giovanna en su casa, —cómo era eso de que se le ocurrió besar a una chica solo porque le pareció "buena idea" y más aún en pleno colegio y ¡hace un par de horas en pleno pasillo de la segunda planta!!!

—Oye fea, deja de botar la baba ahí y ve a lavar la ropa—le dijo su hermano de forma hostil dándole un empujoncito.

—Ahora no. —Le respondió ella intentando evitarlo—voy al trabajo.

—Primero lava la ropa que no tengo nada que ponerme—discutió él imponiéndose.

—Lo hago cuando vuelva.

— ¡Mamá! —Empezó a llamar su hermano como un niño.

— ¿No te parece que estas como grandecito para andar poniendo quejas? —lo acalló ella avergonzándolo.

—Entonces ¡lava primero la ropa! —le exigió.

—Dije que al regreso —le repitió y se escabulló por el pasillo.

— ¡eres una estúpida! —alcanzó a escucharlo insultar antes de salir.

—...El idiota de Renzo, dieciséis años sobreviviéndolo, y eso sin contar los nueve meses que pasé en la panza de mi madre. Él, el niño deseado, el primogénito, todo un orgullo aunque sea un tonto bueno para nada, y yo: la no deseada, el error, la buena para nada... y ahora para colmo de males; mi nuevo título: "el objeto" de la pervertida esa, ay Giovanna, mejor ni hablar... —se lamentaba Giovanna rumbo a su trabajo.

—Hola Giovanna—la alcanzó un chico en la acera.

—Hola Claud—dijo ella un poco agradecida por encontrarse a su compañero de trabajo antes de que sus padres la regresen de vuelta quizás.

— ¿Tienes turno hoy?

—Sí... —asintió buscando palabras—Karin, Karin, Karin—seguía solo pensando solo en ella —hasta las seis, ¿y tú? —dijo al fin.

—Igual... siempre a las seis...oye, que bueno que te encontré, nunca te topo... —comentó el chico llevándose una mano a la nuca.

—Jeje —se quedó ella sin que decir y se limitó a caminar con él a su lado.

— ¿Qué tal tu día? —preguntó después el muchacho buscando de que hablar.

—Bien, bien— mintió mirando sus zapatos negros que ahora no relucían como por la mañana.

SOULS COLLIDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora