CORRE LO QUE QUIERAS

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Al día siguiente no quería volver a la escuela, estaba completamente aterrorizada por lo que había hecho. —Me muero, ¿Cómo fui capaz?, ahora encima de lesbiana resulta que también soy una chica fácil— se lamentaba—ay Dios... estoy perdida, no entiendo ¿Cómo fue posible? ¿Qué me pasó? — Entró a su escuela súper avergonzada.

—Hola—la abordó Karin cuando Giovanna se dirigía a su salón de clase.

—Ya por favor —suplicó, antes de nada, no quería ni verle la cara.

— Pero ¿Qué te pasa?

—Nada, no quiero que me busques más —sentenció rotunda—y es en serio—volvió cuando por fin la vio y la otra esbozo una sonrisita.

—Uhmm.... —se quedó pensando la pelirosa—Creí que lo de ayer te había...

— ¡No!, ¡y cállate!, ¡no más! ¡YA BASTA!

—Pero, pero—balbuceó la otra antes de que la chica se alejara y la dejara hablando sola.

—Ay que lata con esta mujercita... bien parece que se hace la difícil... lo peor es que me encanta—pensó a sus espaldas. —Esta vez no la dejo marchar, así que la siguió y la alcanzó en el pasillo.

—Vete ya, no quiero problemas.

—Ahm... —pensó un poco— ¿de qué problemas hablas?, ¿Estás casada acaso? — se le burló.

—Pues no sé qué reputación tengas tú, pero yo no quiero echar a la borda la poca que tengo—sentenció Giovanna.

—Ay, no te preocupes, nadie se va a enterar...

—igual ¡Eso no es lo que importa!! —arremetió Giovanna después.

— ¿Ah no? —cuestionó ahora confundida.

— ¿Que no ves?, lo que hicimos está mal, está muy mal—repetía como enfureciéndose.

— ¿Mal? –Resaltó Karin— ¿Eres religiosa o algo así?, para mí no está mal—frunció el ceño — ¿para ti lo fue? —le lanzó de regreso.

—Basta, no tengo porque seguir hablando con usted—siguió muy negada.

—Ay otra vez...

—No, otra vez no, esta es la última vez, así que adiós.

—No, no, niña, espera, no me dejes así, espera por favor—la tomó del brazo.

—Te juro que no le diré a nadie si es lo que te importa, me gusta estar contigo, no te vayas.

— ¿Ahh?, ¿Me está rogando?, ¿dijo qué le gusta estar conmigo? —Y-yo... es-este... —balbuceaba sin saber que decir poniéndose un poco colorada.

—Dale, no seas malita—rogó con carita de puchero y mañosamente se le fue acercando.

—Guarda la distancia —alcanzó a sobreponerse antes de que fuera demasiado tarde.

—Solo uno—le pidió y se acercó tomándola de las muñecas a darle un beso, el cual la cohibida chica recibió pero luego zafando sus manos escapó de su victimaria.

—Espera, no te vayas—se quedó la pelirosa frunciendo el ceño ante su fuga—...me dejas tu pulsera—meditó para ella misma contemplando un brazalete de cuentas cafés que se escurrió por la mano de la chica al momento del escape.

***

—Amiga, ¿a qué no sabes con quien me voy a acostar mañana? —soltó Jenny sin previo aviso en plena cafetería.

—Jenny, por favor —abrió los ojos a su amiga después de escuchar semejante cosa.

— ¿Qué pasa?, ¿No te puedo contar?

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