Lentamente Deidara abrió los ojos, la luminosidad de la habitación lo molestaba, todo estaba algo nublado, pero era posible ver unas luces rosadas en el techo, parpadeaban en sincronía.
Lo primero que hizo fue llevar sus manos frente a su cara, para que pudiera ver que no era un error, y que realmente había perdido sus bocas extra, su kekkei genkai, chakra, arcilla y la mierda de cuarto. También se dio cuenta de que ya no estaba en la mundo ninja y mucho menos en akatsuki.
¿Quizás eso era el cielo? Un poco improbable, dado que el rubio no era el mejor de los ninjas, probablemente se iría al infierno. Esa última opción tampoco tendría sentido, dudaba que el infierno tuviera alojamientos tán cómodos, esa cama era de los Dioses tan suave. A su alrededor, Deidara observó varias pinturas y esculturas hechas en barro, lamentablemente no era el tipo de barro que él hubiera deseado, sin embargo, no podía negar que eran magníficos, la persona que los hacía sabía muy bien lo que era el verdadero arte.
Bueno, al menos Deidara sabía que ya no estaba en el hospital. El rubio se inclino sobre el colchón, siempre evaluando todo lo que lo rodeaba, parecía el cuarto de una niña, lleno de cosas "brillantes" y cosas femeninas, todo ese "rosa" lo enfermaba. Lo único decente en la sala eran las esculturas, sin duda.
-Dei, ¿puedo pasar?- era imposible no tener un pequeño sobresalto, Deidara ni siquiera escuchó cuando tocaron a la puerta -¿Deidara?- solo era posible ver su rostro con expresión preocupada en el hueco de la puerta, la mujer esperaba permiso para entrar.
-No, no puedes. Sal de aquí- respondió sin simpatía, notando que la mujer se marchitaba el instante.
-Quiero ayudarte, hijo...-
"¿Otra vez llamándome hijo?" Esa palabra ya lo estaba poniendo de los nervios.
-Me ayudaría mucho si desaparecieras de mi vista- Luego de un largo suspiro, Kushina entró a la habitación, causando molestia en el rubio, quién casi lo saca de quicio, sin embargo, se contuvo al escuchar la siguiente frase de la mujer.
-¡Intentaste suicidarte, no sabes lo impotente que me siento por no darme cuenta!- Deidara arqueó una ceja, estaba listo para escuchar el resto de la historia. -¡No pude ayudarte, ni siquiera me di cuenta de cuánto sufrías, hijo mío!- Se sentó en el colchón, quedándose al lado del rubio, junto sus manos con las de él haciendo una simple caricia. -En los cinco meses que estuviste en coma, eh estado lamentando-
-¿Cinco que?- Él interrumpió con incredulidad, apartando su mano.
Kushina bajo la cabeza con aprensión.
-Así es, Deidara. Saltaste de la terraza de la escuela, tal vez.... El bullying que sufriste allí.... Fue la razón principal que te hizo cometer esa atrocidad.- Miro hacia atrás, dándose cuenta de que el joven estaba asombrado por lo que escuchaba, sin embargo, está reacción no fue exactamente la que esperaba Kushina. Imaginó que su hijo lloraría a litros y se deprimiría.
-No puedo creer que haya sido tan estúpido, ¿por qué saltaría de una terraza? ¡Sería mucho más divertido explotar y morir como el verdadero arte, hmm!- resopló indignado.
Poco a poco, comenzó a comprender lo que había sucedido. Por increíble que parezca, no murió, al contrario, parecía que en realidad había nacido de nuevo, en el mismo cuerpo, pero en una realidad totalmente diferente a la suya. Una realidad donde no es un huérfano y mucho menos un terrorista renegado. La vida le dio una segunda oportunidad, y fue consciente de que nunca volvería a ser el mismo, por lo que intentaria adaptarse.
"¡Todavía no puedo creer que perdí mis bocas!"
-Err... Hice una citas con el neurólogo, pareces estar muy confundido.- continuó la Uzumaki. -Ah y te cambiaré de escuela, ¡permanecer en ese lugar está fuera de discusión!
Deidara fruncio el ceño, ¿Era eso en serio? ¿Escuela? ¿Acoso? ¿Neurológico?
-¿Cuál es tu nombre de nuevo?- Preguntó con un dejó de sarcasmo en su tono.
-¿Kushina? ¿Tu madre?- Ladeó la cabeza hacia un lado, encontrando extrañas tales preguntas.
-Um, Kushina, ¿cuántos años crees que tengo? Dejé la academia ninja hace mucho tiempo.-
-¿Qué?- Soltó una risita sin entender, supuso que había oído mal. -¡Solo tienes 17 años Deidara!-
-No, tengo 19.- Replicó incisivamente, Kushina decidió no prolongar esa discusión, la personalidad de Deidara había cambiado drasticamente después del incidente, no era ni remotamente el chico alérgico a todo y que apenas y veía una cucaracha, ya estaba empezando a llorar inmensamente y gritando aterrorizado.
-Veo que olvidaste algunas cosas, eso es normal.- se levantó dirigiéndose a la cómoda del lado izquierdo de la habitación, luego abrió uno de los cajones, sacando un cuaderno, que parecía más un diario, ya que tenía un candado. -Este es tu diario, sería bueno que lo leyeras.- Se acercó al Rubio entregándole el objeto.
Deidara ni siquiera se molestó en abrirlo, simplemente lo arrojó junto a la almohada, sin importarle, después de todo, nada de lo escrito allí marcaría una diferencia en su vida, al menos no a partir de hoy, ya que a pesar de tener la misma apariencia, eran almas diferentes.
-Bueno, ahora tengo que trabajar, luego te voy a inscribir en otra escuela.-
-¿Para que eso? No quiero estudiar, ni lo necesito.- Se tiró sobre los cojines, resoplando de insatisfacción. Sabía que necesitaba adaptarse a la nueva vida, pero no podía negar que sería difícil. La pelirroja respondió un "¡¿Deidara por favor, es para tu futuro?!" -Está bien, está bien...- se rindió -Pero no necesitas buscar otra escuela.
-¿Cómo así? ¿Estás seguro?- pregunto dudosa. -Siempre me pediste que te cambiará de escuela y-
-¿Y porque no me cambiaste?- Él la corto bruscamente, con una mirada de juicio en su rostro.
-Yo... trabajo... eh estado muy ocupada-
- Es decir, a ti te importaba un carajo tu hijo, felicidades tú también contribuyiste a su muerte.- Sin palabras, así la dejó Deidara. No pasó mucho tiempo para que Kushina rompiera en llanto, la pelirroja no soportaba estar dentro de esa habitación, parecía que estaba frente a otra persona, no a su amado hijo.
Apenas azotó la puerta el rubio puso los ojos en blanco, levantándose de la cama, como si nada hubiera pasado, dirigiéndose al frente de un gran espejo junto al armario.
-Mírate- se dijo a sí mismo mirando su reflejo en el espejo, su apariencia no era nada buena, cuándo se levantó la camisa que traía puesta, vio varios moretones esparcidos por todos lados, además de las cicatrices en su muñeca por supuesto, -Era un terrorista invensible y ahora pase a un niño débil qué es intimidado en la escuela.- lo que deprimió a Deidara. Bajó la tela, ahora girando sobre sus talones, admirándo lo hermosa que era la escultura en el estante. -Pero eso cambiará, oh, lo hará.- le dio a la escultura una breve caricia.
Continuará...
Holaaa, ¿Como estan?💟
Chicos si tienen alguna pregunta o duda dejen la en los comentarios o esperen a que se desarrolle la historia porque acaba de comenzar.😁
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¡Segunda Oportunidad! Obi/Dei
Fanfiction\\\\\\\\\\\PAUSADA TEMPORALMENTE////////////// Después de ser explotado por su arte, Deidara se despierta en una realidad totalmente diferente a la suya. Donde tendría que adaptarse a una vida que de alguna manera no le pertenece. Ahora tenía una fa...