Capitulo 6.

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En el camino, juró que escucho una voz familiar que lo llamaba, pero ni se molesto en darse la vuelta para ver quién era, ¿tal vez erá alguien más que quería ser golpeado? Podría ser.

–¡Espera hombre!– Esta vez, estaba seguro de que conocía esa voz, inmediatamente se dio la vuelta, viendo así a quién lo estaba llamando, y fue imposible no sonreír al darse cuenta de que sus sospechas eran ciertas. Era Sasori –¡¿Qué fue eso?!– Pregunto apenas estuvo frente al Rubio.

Sasori era su compañero en las misiones, un hombre al que admiraba y al que le tenía un gran cariño. Por supuesto no le gustaba nada cuando insistió en que el verdadero arte eran sus títeres, cuando obviamente eso no era cierto, sino la explosión, las esculturas de arcilla, lo efímero.

Eso es arte, Deidara se sorprendió de no haberlo visto en el salón de clases, por lo que notó, todos los Akatsuki tenían el mismo grupo de edad, lo cual es muy extraño, ya que, por ejemplo, Kakuzu tenía casi 100 años y en esta realidad él era un adolescente. Que irónico.

–¿Hola?– Chasqueó los dedos frente a la cara del rubio. –¿Acuérdate de mí? ¿Sasori? tu mejor y unico amigo aquí en esta escuela– disparo, dejando a Deidara en el aire. –Escuché que tuviste las consecuencias de eso... ya sabes– Se rasco la nuca –¡¿Pero quiero saber qué diablos fue eso?! ¡¿Cómo pudiste golpear a Jūgo?!

Incluso la personalidad era diferente. ¿Dónde estaba el Sasori frío y sin corazón? Este es un idiota exagerado que habla demasiado.

–Solo le di su merecido– Camino de regreso, siendo seguido por su amigo. –¿Lo hice mal?

El pelirrojo se rió.

–¿Quién está ahí y que le hicieron a mi amigo?– bromeó. Incluso si solo fuera una broma, no se equivoquen, ese realmente no era el viejo Deidara. –¿Desde cuando eres tan rudo?– Puso su brazo alrededor de su hombro.

–¿Rudo?– Repitió en tono desconcertado, provocando aún más la risa del pelirrojo. –¡Deja de reírte pareces un idiota!– Fue inútil decirle, el otro se rió aún más. –¡Arg, creo que prefiero al sin corazón de todos modos!–

–No entendí nada, pero en fin...– lo acercó aún más, –Me encantó la paliza que le diste a Jūgo, ¡¿volviste a ver Karate Kid?!.... Pero eres consciente de que el resto de la tropa te persiguiera, ¿verdad?–

El rubio aparto su rostro de él, odiando el contacto físico.

–¡Vamos, hmm!– Aumentó la velocidad del paso, tomando la delantera, Sasori tuvo que correr para seguirlo.

–Deidara, sí quieres podemos hablar sobre... lo que intentaste hacer.– sugirió cabizbajo.

Deidara era su mejor amigo, y cuando se enteró de lo sucedido se puso muy triste, sentía que no lo conocía lo suficiente, ya que no se daba cuenta de lo que pasaba por la cabeza de su amigo.

–No, no quiero.– puso los ojos en blanco, –Ya está muerto de todos modos... quiero decir– se aclaro la garganta, –Eso se acabó, estoy bien, eso es lo que importa.–

–Todo bien.– Volvió a sonreír, –Vamos a la cafetería, me muero de hambre.– Comenzaron el descenso por las escaleras, uno al lado del otro. –¿No vas a preguntarme dónde estaba?–

–¿Y por qué querría saberlo?– respondió con rudeza, dejando Sasori sin palabras.

–Wow– se marchitó. Deidara sintió que le pesaba la conciencia, ese no era el hombre que conocía en la otra realidad, pero confeso que fue demasiado grosero en ese momento.

¡Segunda Oportunidad! Obi/DeiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora