Pasaron tres días y cómo era de esperar, Deidara seguía descontento con su situación actual, le resultaba muy difícil adaptarse a una vida que no le pertenecía, incluso se vio obligado a acudir al neurólogo, quién le diagnóstico amnesia.
El diagnóstico explicaba la "pérdida de memoria", sin embargo no justificaba la personalidad arrogante y algo violenta que adquirió tras el incidente.
Mientras tanto, se enteró por el niño jinchuriki, que a la edad de 7 años, fue adoptado por Minato y Kushina Uzumaki, desde entonces viven juntos como una familia.
Deidara se enfadaba fácilmente con esa gente, todos lo perseguían las 24 horas del día, tenían una misión en común, que se reducía a: No cometer el mismo error de antes.
Pero resulta que era tarde y el amado hijo que conocían estaba en otro avión, muerto. La persona dentro de ese cuerpo era un terrorista renegado, y eso nadie lo cambiaría jamás.
Con tantas familias por ahí, ¿porque tuvo que ser adoptado por los Uzumaki? Fue muy desafortunado. Lo que más le molestaba era ser hermano de un jinchuriki, con el que había peleado un par de veces.
Sin embargo, un hecho innegable fue que Naruto a resultado un gran hermano, siempre atento y trabajador, y por más que el rubio mayor presente resistencia a su acercamiento, no se rinde, sigue ayudando en todo lo que puede.
—¡Mira Deidara, qué hermoso!— Naruto entró a la habitación del otro sin pedir permiso, Deidara práticamente invernada dentro de su habitación. —Vino de la lavandería hoy— El rubio tenía en sus brazos el uniforme de la escuela donde estudiaba el otro, de hecho, mañana volvería a estudiar.
Deidara dejó caer el pincel que usó para pintar el cuadro frente a él, girandosé hacia el Uzumaki, este mantuvo una típica cara de aburrimiento en su rostro.
—Está bien, déjalo en la cama—. Se quitó el delantal que protegía su camisa de la sociedad y la colocó sobre el escritorio.
—No cenaste anoche, me imagino que tienes hambre—. Hizo lo que le dijeron, luego camino hacia Deidara, deteniéndose a su lado. Cómo no obtuvo ninguna respuesta, Naruto continúo con su discurso. —Si quieres, mañana te llevo a tu habitación.... yo estudio en primer año pero puedo hacerlo por ti— Él le tocó el hombro reconfortantemente. A su juicio, mañana sería un día difícil para su hermano, estaría regresando al lugar donde sufrió horrores, además de enfrentarse a sus agresores. Naruto quería ser lo más solidario posible.
Deidara respiro hondo tratando de mantener la serenidad, ese chico era tan servicial qué resultaba irritante.
—Mira, jinchuriki—. quitó la mano de su hombro —Puedo caminar solo ¿de acuerdo?— Dio unos pasos hasta agacharse en la pared, donde colgaba una toalla, luego la recogió y se la tiró al hombro. —Ahora, ¿serías tan amable de dejarme en paz, hmm?— irónico y antipático, preguntó. Naruto dejó escapar una sonrisa.
—Hablas raro, ¿porque sigues llamandome jinchuriki?— Se cruzó de brazos muy sugerentemente, el otro se rasco la nuca un poco impaciente.
—Porque eso es lo que eres, el jinchuriki del nueve colas, simple, hmm!— Puso los ojos en blanco y se dirigió a la puerta que daba acceso al baño.
Nuevamente el otro se rió, no podía tomarlo en serio.
—Lo dejaré pasar, porque te han diagnosticado amnesia, debe ser confuso ¿no?— Lo vio entrar al baño y cerrarle la puerta en la cara — ¡Ah y se puso muy caliente!—.
—¡Fuera de aquí, mocoso!— cuando abrió la puerta de repente, Naruto corrió a una milla por minuto —¡Tienes suerte de que no tenga arcilla!—.
(...)
El uniforme no le había quedado tan mal y, comparado con la basura del armario, era presentable. La ropa perteneciente al otro Deidara, siempre era ancha, larga y de colores vibrantes, algo sumamente hortera de ver del otro, que sí saliera a la calle con esos harapos, prefería quedarse en casa -tanto así que el día de la cita con el neurólogo, obligó a Kushina a comprar algo decente, o como él dijo, "ponible"-. A decir verdad todas las ropas de esta realidad son extrañas, no tenían nada que ver con el manto de nubes rojas que llevaba, ni con la ropa que llevaba debajo.
El uniforme no era más que; una camisa de vestir blanca, una corbata negra con rayas grises -incluso, fue un gran sacrificio para él rubio anudar la corbata, incluso teniendo qué pedirle ayuda a Kushina-, finalmente, un pantalón de vestir gris, el que estaba bastante pegado a sus muslos.
Deidara no sería él más organizado entre los estudiantes, incluso porque preferiría dejar la camisa por fuera del pantalón, y no por dentro, cómo se indicaba pero estaba bien, era un look "despojado". Deidara se dejó el cabello suelto como de costumbre, desechando el pequeño lazo que siempre hacía en la parte superior de su cabeza y sin mas, estaba listo.
Hmm, ¿ansioso? No creo que sea esa la palabra adecuada para describir lo que sintió él rubio en ese momento. Honestamente, era algo más como; expectativa.
Antes de que Deidara pudiera terminar de bajar los escalones, fue empujado por Kushina, quién lo arrastraba hacia la cocina. La casa era grande y muy lujosa, a pesar de estar en el cuarto día de vivir allí, aún no se había detenido observar todos los detalles, y ciertamente quedó asombrado con tanta luminosidad, nunca había visto lugar tan exuberante.
Cuando finalmente se detuvieron, su visión cayó sobre la enorme mesa cubierta con diferentes tipos de comida, había algunas que nunca había visto en su vida, o que nunca había probado, era un gran festín, hasta se le hizo agua la boca, con lo apetecible que parecía todo.
—¡Siéntate cariño!—. La pelirroja lo ánimo a sentarse con un pequeño empujón, Deidara ni siquiera se quejó, seguía hechizado por la comida. —Voy a trabajar más tarde hoy, quiero dejarte en la puerta de la escuela, ¡y si quieres hasta hablo con la directora!— Dijo emocionada.
Minato, que hasta ese momento solo había escuchado, bajo el periódico que estaba leyendo, lo suficiente para mirar a su hijo.
—Voy a hablar con esa mujer yo mismo, ¿cómo no se dio cuenta de la situación en la que estabas constantemente?—.
Deidara no perdió el tiempo, se apresuró a poner una variedad de alimentos en su plato, desde dulces hasta salados.
—Así es amor, hazlo..... ¡Irás conmigo hoy¡—.
—Sí, pero solo cuando vaya a buscarlo—. Tomó un sorbo de su café, pasando la página del periódico. —¿Es eso bueno para ti, hijo mío?—
Ambos lo miraron, notandolo llenándose de comida la boca, varias veces casi ensucia su uniforme, por suerte Kushina logro evitar el daño a tiempo.
—¡Come con cuidado!—.
—Nk skrbfjf du nahu— dijo todo enredado, como resultado de su boca llena. Sus padres lo miraron raro, no les molestaban los modales de su hijo, si no porque sabían que siempre había sido un gran ejemplo de cortesía, sobre todo en la mesa. —No cambiará nada en lo absoluto—. Se encogió de hombros y tomo un generoso sorbo de jugo de fresa.
—Deidara....— Kushina bajo la mirada, hubo varias veces que Deidara le había echado en cara que no había sido una buena madre. Estaba tratando de cambiar y no cometería el mismo error dos veces.
—No le hables así a tu madre, muchacho—. resopló Minato molesto.
—Pero es la verdad, hmm— mordió una manzana verde, —Es difícil, lo sé, pero es la verdad—. se levantó de la silla, seguido por Kushina.
—¡Esperemos a Naruto, Deidara!—.
—La escuela está cerca ¿no?... Voy caminando, cuando vea a varios imbéciles con el mismo uniforme que yo, sabré que se dirigen al infierno, o como prefieras: la escuela—. antes de irse, tomó la mochila negra que su madre había dejado en el sofá.
Salió de la casa sin escuchar a la mujer que gritaba su hombre pidiéndole que esperara, o se perdería si iba solo -algo que solo pasaría con el otro Deidara, no con este-.
Continúara...
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¡Segunda Oportunidad! Obi/Dei
Fanfiction\\\\\\\\\\\PAUSADA TEMPORALMENTE////////////// Después de ser explotado por su arte, Deidara se despierta en una realidad totalmente diferente a la suya. Donde tendría que adaptarse a una vida que de alguna manera no le pertenece. Ahora tenía una fa...