Prólogo

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Era una noche tormentosa y fría en la lúgubre y dantesca Ciudad Gótica; mas el crimen no esperaba a que la tempestad pasara, y rápidamente este se movía entre las sombras y el violento caer del agua. Aquellos amantes de lo ajeno tomaban sus "herramientas" y como si fuera algo cotidiano, pues en Gótica era tristemente el caso, salían entre una reacción contradictoria a lo que estaban por llevar a cabo en tal jornada; silbidos, tarareos y cánticos entre susurros de canciones que llegaban a su mente mientras salían de sus hogares en aras de robar tanto fuera posible para ellos. Si bien el héroe insignia de la ciudad y sus congéneres sabían distinguir necesidad de avaricia o abuso, no tenían reparo alguno cuando una vida inocente era cobrada, al igual que cuando una vida culpable era tomada por manos inocentes. Ver la batiseñal brillante en los cielos tormentosos de Gótica era tanto de temerse como de alivio para la escoria de Gótica, puesto que sabían dos cosas, Batman estaba ya patrullando Gótica como lo hacía desde hace años, y que seguramente era requerido para algún otro deber en la ciudad, viéndose tenuemente aliviados ante tal pensar; el firme agarre a su "herramienta", el avistamiento de una persona que temerosa regresaba del trabajo o salía de compras, era todo aquello necesario para que esta escoria actuará.

«Algo está mal con esta ciudad»

—¡Alto ahí riquilla!— exclamó el hombre armado, apuntándole a una pobre mujer que se resguardaba de la lluvia y la oscuridad en la parada del autobús, misma que se iluminaba con una parpadeante luz —Saca todo lo que tengas y dámelo o te v-vuelo los cesos— declaró tajante este, apuntándole a la cabeza

—O-Okey, okey te daré...— mas el rostro de la mujer se lleno de temor y preocupación al abrir temerosa su billetera, no tenía ni cincuenta dólares —S-So... s-solo tengo diez dólares y ocho son para mi autobús— decía entre titubeos y un nervioso llanto haciéndose presente

—¿Acaso crees que bromeó? Estúpida— declaró el ladrón, acercándose y apuntándole directo a la frente mientras intimiadaba a la mujer, haciéndola posarse de rodillas —Celular y...— no termino de hablar, cuando su mirada, gracias al ángulo, capto en todo su esplendor el voluminoso busto de la mujer asomándose de su sudadera —...sacatelas...— termino de hablar, mientras con el cañón de su arma, buscaba bajar el cierre de la sudadera de la mujer

«Una podredumbre que parece venir de los corazones de sus habitantes»

—N-No, por favor n...— una bofetada en seco de aquel hombre la mando a callar, dejándole roja la mejilla

—¡Cállate!— ordenó —. Todavía de que no traes ni una mierda ¿Te haces la difícil?

—Si que somos unos abusivos ¿Eh?— decía una tercera voz, a la par que el correr del pasamanos de una escopeta era escuchado —. Arma y celulares. Ambos.

—¿Sabes con q-quien te esas metiendo viejo?— pregunto aquel primer ladrón

—Con un mocoso muerto si no me das tu teléfono y arma— declaró tajante el segundo, colocando el cañón de su arma contra la espalda del primer ladrón —. Señorita, deje el teléfono en el suelo y váyase de aquí, y se lo estoy pidiendo bien.

«Una podredumbre, que estoy más que dispuesto a arrancar»

—Es cierto lo que dicen— se escucho sobre de ellos entre el violento sonar de un relámpago —. Los caballeros aún existen.

—¿¡Quién dijo eso!?— grito el segundo ladrón, mirando a su alrededor pero no logrando ver algo entre la oscuridad de la calle y la violenta lluvia —¡Más te vale que no te metas niña! ¡Soy un hombre moderno y te golpeare como una igual!

—¿¡Moderno, educado e igualitario!?— exclamó de nuevo esta voz, entre el acelerar de pasos chacueleantes —¡Eres un hombre modelo!— finalizó está chica, revelandose ante la parpadeante luz en la parada del autobús; era Black Bat, que de un ágil y veloz corte a la frente del hombre con sus garras, logró hacerlo caer

DC: El horror que volvió índigo a GóticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora