Capítulo 3

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Capítulo tres.

Capítulo tres

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Maca.

Sus manos aferradas a mi espalda y su cadera moviéndose al ritmo de los movimientos que ejerzo con mis dedos son la señal que su cuerpo me transmite..

Jamás me voy a cansar de apreciar su belleza, esa que hace de ella una mujer única, su cabello alborotado, el rubor de sus mejillas, esa capa de sudor que le da un brillo especial, sus labios entreabiertos, su respiración entrecortada y muy agitada por lo que aún no me atrevo a concretar, su aliento cálido se mezcla con el mío, todo de ella me fascina, estoy completamente extasiada por su presencia. Y estoy segura que ella quiere que acabe con su tortura, su cuerpo me grita que necesita que termine lo que empecé, sin duda mi Rubí es un espectáculo que quiero disfrutar cada día de mi vida

- ¿Mi amor desde cuándo escribes sobre mi?

- Maca, ¿En serio tenemos que hablar ahora? — asentí

- Por favor, solo necesito oírlo — yo seguía estimulándola, y la podía entender, le costaba hilar palabras coherentes, yo ya me sentía demasiado excitada, oía sus jadeos y la manera en la que trataba de normalizar su respiración, tomó mi rostro entre sus manos para que la mirara

- Des... — cerró sus ojos y un gemido escapó de sus labios — Mi amor por la cresta, por qué me haces esto ahora — sonreí

- ¿Desde cuándo?

- Estoy tratando de concentrarme po' mi amor — comencé a detener mis movimientos, la vi abrir sus ojos — ¡Ni se te ocurra! — su voz demandante es jodidamente excitante para mis oídos

- ¿Entonces? — volvió a cerrar sus ojos

- Desde que te vi bajar por primera vez de tu moto, desde el día uno te volviste mi deseo más profundo y desde entonces escribo sobre ti — yo la miraba con tanta devoción, me acerque a su boca y la bese una vez más, ella no demoró en responder, su lengua buscaba dominar a la mía

Debo reconocer que oír uno de sus secretos estremeció todo mi interior, saber que soy yo la protagonista de ese diario sin duda hace volar mi imaginación

Muevo mis dedos lentamente por qué quiero disfrutar todo de ella, sus jadeos y gemidos llevan mi nombre, me excita sentir su humedad por qué se que soy yo quien la provoca

La oigo decir mi nombre una y otra vez, mientras sigo estimulando con mis dedos en su entrepierna, ese lugar que me pertenece, su pierna rodea mi cintura y yo introduzco mis dedos en ella, acabando con su espera, mi boca sella la suya ahogando aquel gemido estremecedor que eriza mi piel, entierra sus dedos en mi espalda, se aferra y mueve sus caderas buscando seguirme el paso, el vaivén de su cuerpo es la danza perfecta entre su cuerpo y el mío, siento el roce de sus senos con los míos y un fuego recorre todo mi interior, sus labios vuelven a atrapar los míos con desesperación, gimo al sentirla tan excitada, profundizo en ella con movimientos lentos, sus ojos cerrados y su boca entreabierta deja escapar pequeños suspiros, la manera de relamer sus labios la hace ver muy sexy

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