Capítulo 6.

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No podía ser cierto, aquella joven que mis ojos estaban viendo era Salmée.
Mis piernas estaban temblando de una manera tan aterradora que sentía que en cualquier momento iba a romperme. Apolo comenzó a ladrar con fuerza y mi mirada se despidió de Salmée para poder tranquilizar a mi perro. Cuando quise volver a encontrarla, ella había desaparecido. ¿Realmente estuvo ahí Salmée? Cada vez estaba más asustado y no era capaz de comprender si todo aquello que me estaba pasando era real o no.
Volví a mi casa sin dejar de pensar en ella, todo era tan confuso. ¿Por qué ahora? Esa preguntas se repetía en bucle en mi cabeza, como si no hubiera una manera de detener aquella pequeña voz que dominaba todos y cada uno de mis pensamientos.

Cuando abrí la puerta de mi casa, nadie vino a recibirnos. La casa estaba tan vacía y tan fría que cada vez prefería pasar menos tiempo en ella. ¿Dónde estaba Valeria? Llevaba días sin contestar a mis mensajes. Seguramente estaba en casa de sus padres, o en casa de los míos, aunque esa segunda opción no me gustaba nada.
Agarré el teléfono y volví a llamarla, pero la única respuesta que obtuve fue el contestador de voz, le iba a acabar cogiendo demasiado asco a ese sonido. Sin pensármelo dos veces llamé a Mark para contarle lo que me había pasado, aunque sabía lo mal que iba a ir todo.
Al segundo toque, oí su voz.

-Hola Lucas, ¿ha pasado algo?
-He visto a Salmée, y sé que me vas a decir que estoy loco o que la habré confundido, pero estoy seguro de que era ella.
-Lucas, sé que debe ser duro tener que superar a un gran amor como lo fue Salmée, pero ella está muerta, ¿recuerdas? estuvimos en su funeral y vimos su cuerpo en la caja. No le des más vueltas, es demasiado doloroso.
-Sé lo que he visto Mark.
-Lucas, basta ya.

Y sin decir nada más, me colgó.
Sé que es algo difícil de creer y que incluso es más fácil creer que me estoy volviendo loco, pero no es así. Yo vi a Salmée, entre cientos personas, pero la vi.
¿Está viva? No, no. Ya tuve esta pequeña charla en mi cabeza el otro día y llegamos a la conclusión de que Salmée no estaba viva, quizás Mark tenga razón, a lo mejor me estoy volviendo loco. ¿Pero por qué a los cuatro años de su muerte? ¿por qué ahora?
No podía dar nada por sentado y me senté en la mesa del ordenador para buscar información sobre este tipo de casos.
Aunque estuve dos horas buscando por diferentes páginas ninguna me daba una respuesta clara de lo que me había pasado esta tarde, ¿sería otra señal de que me estaba volviendo loco? Todo era cada vez más confuso, pero la única idea que se me ocurrió y que no parecía tan descabellada era poner una cámara apuntando al ventanal del salón y así poder descubrir quién era la persona que dejaba esas cosas ahí.
Antes de que pudiera decidir realmente sobre que hacer o no hacer mi teléfono sonó despejando cualquier tema de mi cabeza.

-¿Quién es?- pregunté con interés.
-¿Lucas? ¿Eres tú, Kim Lucas?- escuché al otro lado una voz femenina.
-Sí, soy yo, ¿quién eres?
-Lucas, soy Olivia. Tenemos que hablar urgentemente.
-¿Sobre qué?- dije en apenas un susurro.
-Sobre Salmée, y es urgente. Están pasando cosas raras, en media hora estoy en tu casa.

Olivia me acababa de llamar. Olivia.
Mi cabeza cada vez necesitaba más tiempo para procesar todo lo que estaba ocurriendo. Hace un mes yo vivía tranquilo y feliz con mi pareja y ahora mi vida está totalmente descontrolada y sin saber que hacer.
¿Quizás Olivia había vuelto porque le estaba ocurriendo lo mismo? No creo, ella se había ido a Londres después de la muerte de Salmée.
¿Habrá sido Mark quién la ha llamado para que podamos hablar?
Cada vez había más preguntas sin respuestas, pero la única que quería saber era aquella que vivía en mi cabeza desde hace días y no me dejaba vivir con normalidad.

¿Salmée estaba viva?

Los besos que no pude regalarte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora