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Doyoung luchó contra el dolor e hizo emerger su poder. Sintió poca satisfacción al contemplar cómo las llamas volaban desde sus dedos y engullían a sus enemigos.

Hombres y caballos cayeron retorciéndose en una pila, corriendo para huir de la carne y los huesos abrasados. Los alaridos de los moribundos eran espesos y potentes, pero Doyoung no se atrevió a romper su concentración. Se mantuvo firme en su tarea hasta que un penetrante dolor asaltó su pierna.

Uno de los soldados enemigos, cuya cara era una máscara de piel quemada, se las había apañado para apagar el fuego de su cuerpo lo suficiente como para atravesar a Doyoung con su daga. Doyoung perdió el equilibrio y cayó sobre su espalda. La flecha (aún alojada firmemente en su carne) se partió en dos con una fuerza enfermiza. Su agonía era tal que Doyoung fue incapaz de defenderse cuando el soldado trepó sobre él, alzando el cuchillo y apuntando directamente a su corazón. Sin posibilidad de defenderse, Doyoung cerró los ojos y esperó el golpe de gracia.

Nunca llegó. Oyó un grito de dolor y alzó la mirada a tiempo de ver a su casi asesino caer hacia un lado con la espada de Jaehyun saliendo por su espalda.

Jaehyun tiró para liberar la hoja, después se arrodilló junto a Doyoung.

─ ¿Puedes levantarte?

¿Podía levantarse? Doyoung no estaba seguro. Sus heridas irradiaban dolor a todas sus extremidades, pero eso no era lo peor. Lo peor era saber que había liberado al monstruo que habitaba dentro de él a la vista de todo el mundo.

─Doyoung, contéstame ─Jaehyun le dio un suave empujón al brazo de Doyoung─. ¿Puedes levantarte?

─Creo que sí.

Trató de alzarse, pero sus piernas se negaron a moverse. Entonces unas manos fuertes se colocaron tras él, levantándole con un movimiento cuidadoso pero firme. Sintió el cálido aliento de Jaehyun en su mejilla cuando él envolvió su cintura con los brazos y medio caminó, medio le arrastró hasta el arroyo donde esperaban los hombres.

A través de sus ojos borrosos por el dolor, Doyoung pudo ver el miedo en los ojos de los soldados a medida que se aproximaban. Algunos trazaron signos en el aire con los dedos. Muchos más recularon como si temieran a Doyoung más de lo que habían temido al enemigo al que había derrotado.

Jaehyun llevó a Doyoung hasta Merrick, que había sido lo suficientemente inteligente como para quedarse junto a la orilla durante la refriega. El caballo se mantuvo quieto mientras Jaehyun trataba en vano de alzar el peso casi muerto de Doyoung hasta la silla.

─ ¿Dónde está mi caballo? ─la voz de Doyoung sonó tan débil hasta para él mismo.

─Tu montura está cerca, aunque para lo que te va a servir... ─Jaehyun gruñó mientras trataba de nuevo de subir a Doyoung a la silla─. Estás demasiado débil como para subir por ti mismo, no digamos como para controlar al animal.

Jaehyun apoyó a Doyoung contra el flanco de Merrick, después miró a los soldados.

─No os quedéis ahí parados. Ayudadme.

El grupo de hombres se mantuvo en quieto silencio. Sólo uno tuvo el valor de hablar.

─No podemos ayudarte. El príncipe Doyoung está...

Jaehyun rechinó los dientes.

─Di lo que tengas que decir, pero acaba de una vez.

─Está maldito ─dijo el soldado─, es la única explicación para lo que hemos presenciado.

Los dedos de Jaehyun se cerraron en torno a los brazos de Doyoung.

─Todos vosotros, alborotadores, os sentís igual, ¿no es así? El silencio del escuadrón fue suficiente respuesta.

The Devil's Fire | JaeDo (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora