XIII

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Jaehyun estaba al otro lado del lago que bordeaba la frontera con las tierras de Denmar, observando silenciosamente como las llamas temblorosas se reflejaban en la superficie cristalina del agua. Había cierta ironía en ver la casa de Denmar ardiendo, devorada por la misma clase de llamas que el saco de estiércol podrido había tratado de robarle a Doyoung, pero Jaehyun se sentía satisfecho viendo como las lenguas de color naranja brillante envolvían la estructura de piedra carbonizada.

El susurro del crujido de la hierba de verano alertó a Jaehyun de la presencia de alguien detrás de él, pero no se molestó en girarse. Jaehyun sabía quién era, y sabía que las noticias no serían buenas.

─No lo pienses más y sólo dilo, Yifan. Yifan se acercó a él junto a la orilla del agua.

─Mis soldados revisaron todo el lugar antes de incendiarlo ─suspiró─.  No había ni rastro de Denmar, o cualquier otra persona. De hecho, el castillo estaba vacío.

─Pareces sorprendido. ─Jaehyun se volvió hacia Yifan con el oscuro ceño fruncido─. Ya te dije que Denmar era demasiado listo como para dejarse atrapar en su propia guarida. ─Jaehyun escupió en el suelo─. Todo este tiempo, perdido en una estúpida persecución.

─Haces que parezca como si no hubiéramos logrado nada en los seis meses desde que salimos de Kray. ─Yifan le devolvió el ceño fruncido─. ¿Cómo incluso, puedes pensar eso? Las fuerzas de Denmar están dispersas, sus aliados derrotados y sus fortalezas saqueadas ─se secó el sudor de sus ojos con los dedos sucios de hollín─.  Con las pruebas entregadas por nuestros enviados al Alto Consejo, Denmar ha sido marcado como un traidor. No encontrará refugio en ningún lugar de Orielle.

Jaehyun no estaba seguro de eso, no conociendo la gran astucia de Denmar, pero él no lo dijo. Se centró en pensar en la causa de su malestar.

─Casi lo teníamos en Tretok, pero mi mal cálculo nos costó tiempo, y el hijo de puta escapó. ─Jaehyun apretó los dientes─. No he pasado los últimos seis meses desafiando las nieves invernales y las lluvias primaverales, simplemente para agotar los recursos de Denmar y masacrar sus ejércitos ─su voz se redujo a un gruñido─. Quiero destruir al hombre, arrancar la carne de sus huesos con mis propias manos ─se pasó los dedos por el cabello, tirando fuerte─. Maldita sea, la venganza debía haber sido mía hoy.

Yifan inclinó su cabeza hacia un lado estudiando el rostro de Jaehyun.

─Entiendo la venganza, pero hay algo más impulsándote. Lo puedo sentir.

Yifan tenía razón. Desde el momento en que ellos habían empezado esta búsqueda para librar al mundo de la miserable existencia de Denmar, Jaehyun había estado ocultando una sensación de urgencia que no podía explicar. Sentía que si no encontraban a Denmar pronto, algo sucedería, algo tan trascendental que Jaehyun no sería capaz de detener.

Parado allí en la deslumbrante luz del sol del mediodía, fue incapaz de poner sus miedos en palabras. Más bien, se decidió por una excusa.

─Perdóname, Yifan. Me temo que el tiempo que he pasado lejos de casa me ha hecho salvaje.

─¿A ti? Piensa cómo me siento yo. ─Yifan retorció los labios en una mueca─. Mi hijo debe tener ahora casi tres meses de edad, y aún no he visto su cara.

Jaehyun arqueó una ceja.

─¿Su cara? ¿Estás tan seguro que tu bebé es un niño?

Yifan se encogió de hombros.

─Un hombre necesita hijos varones para llevar un reino.

─¿Y si es una hija lo que has tenido? 

The Devil's Fire | JaeDo (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora