XIV

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Bajo circunstancias normales, el viaje a Banning habría sido agradable. A diferencia de los caminos de maleza y empinados que conducen de Drystan a Kray, el camino a Banning era bien transitado. Aunque esta fuera un viaje de cinco semanas completas, una multitud de pueblos marcaban el camino, lo que significaba que podían pasar alguna noche en una posada y comer saludable en la taberna en vez de vivir en base a lo que los soldados capturaban en la caza. De hecho, el calor del verano fue dando paso a una pronta brisa de otoño. Jaehyun podría haber disfrutado de pasar cinco semanas viajando con Doyoung si no fuera por el espectro colgando sobre sus cabezas.

Durante la tarde del octavo día, la compañía entera (incluyendo a los quinientos soldados que ellos habían traído como protección) se detuvo en un campo cubierto de hierba a través del cual corría un riachuelo burbujeante, claro de agua. Como Jeno y los hombres que él dirigía emprendieron el trabajo de acampar y abrevar a los caballos, Jaehyun dejó a Merrick con uno de los escuderos y salió a buscar a Doyoung.

Le encontró al otro lado de la corriente discutiendo acaloradamente con Yifan. Intrigado, Jaehyun decidió no revelar su presencia ante ellos para así poder escucharlos. Por lo que permaneció oculto entre los árboles y lo suficientemente cerca para oír lo que decían.

—Te digo que es la única manera.

—Y yo te digo que eres un estúpido si aún piensas hacer esto —la cara de Yifan estaba roja de ira y frustración—. ¿De verdad piensas que Jaehyun te permitirá entregarte a Denmar como si fueras un sacrificio humano?

—No voy a discutir más contigo. Ya lo decidí y no puedes hacer nada para detenerme —y tras esas palabras, Doyoung le dio la espalda a Yifan y se fue.

—Así que significa dejar a Denmar salirse con la suya, ¿verdad? —dijo Jaehyun saliendo de repente de su escondite y haciendo que Yifan diera un respingo.

—¿Podrías por favor hacer ruido la próxima vez? Entonces sabré que estás cerca. —Yifan extendió una mano sobre su corazón—. Dios, me has dado un susto de muerte.

—Seguro que no ha sido tan duro como enterarse de que Doyoung planea entregarse a Denmar voluntariamente.

Yifan entrecerró los ojos en él.

—No pareces sorprendido. Tú ya te imaginabas que iba a suceder esto —dijo Yifan sin rastro alguno de interrogación en la voz.

—Desde el momento que recibí la citación —entonces esbozó una tenue sonrisa—. Parece que mi marido cree que tiene que salvarme de mí mismo.

—Esto es serio, Jaehyun. Doyoung está planeando suicidarse.

—Relájate Yifan —dijo Jaehyun palmeando la espalda de su amigo—. Todo estará bien.

—Hablas como si tuvieras un plan. Jaehyun sacudió la cabeza.

—No es exactamente un plan, pero creo que lo que tengo que decirle, hará que cambie de opinión.

Yifan lo miró sin mucha convicción.

—¿Y qué demonios podrías decirle tú para que haga eso?

—La verdad, Yifan —dijo Jaehyun con una franca sonrisa—. Nada más que la cruda verdad.

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Doyoung estaba a las afueras del bosque que rodeaba su campamento, sentado sobre un tronco caído, contando las estrellas. Ya era bien entrada la madrugada y había logrado evitar a Jaehyun gran parte de la noche. Ver el rostro de su amado sabiendo que pronto tendría que abandonarlo para siempre resultaba demasiado doloroso para Doyoung.

The Devil's Fire | JaeDo (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora