Capítulo 4

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Jennie había entregado el dinero a uno de los organizadores del evento, este guardó la mitad en una pequeña caja y el resto se lo entregó a Lisa, tal y como había estado en el acuerdo

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Jennie había entregado el dinero a uno de los organizadores del evento, este guardó la mitad en una pequeña caja y el resto se lo entregó a Lisa, tal y como había estado en el acuerdo.

El joven les entregó una hoja dónde apuntarían sus reglas, el día de la cita y la hora exacta, pero Lisa decidió hacerlo con calma mientras conversaban, ahora mismo se encontraban en la cafetería de la escuela.

_¿Quieren que la cita sea mañana? - Lisa se veía tranquila, era Jennie quien estaba nerviosa, no dejaba de jugar con sus manos.

_Sí, mañana estaría bien - asintió - pero quiero que sepas que esto lo hice por la escuela - aclaró antes que Lisa tomara el papel, ella asintió un poco confundida por su actitud tan desesperada cuando se lo dijo.

_Está bien, comprendo - sonrió.

_No es que me gustes....tampoco es que seas fea, no estoy diciendo eso, eres hermosa, no habría razón de que no me gustes pero hablando así de gustar gustar, gustar mucho pues no sé, depende lo que signifique gustar - notó la expresión incómoda de Lisa - perdón - bajó la mirada.

_Sí...no te preocupes - carraspeó - bueno, entonces es mañana - comenzó a escribir - ¿Te parece a las tres de la tarde? ¿O tienes otro mejor horario?

_A las tres está bien - solo se dignó a responder, no quería arruinarlo más.

_Entonces está dicho - levantó la hoja, comenzando a leer lo más importante - mañana a las tres de la tarde. No traeremos a nadie más, no será cita de poco tiempo. No habrá tocamientos indebidos, no habrá sexo y no se consumirá alcohol o alguna extraña sustancia - Jennie asintió - bien, firma - ofreció el papel - yo ya firmé - sonrió. 

Jennie estaba nerviosa, la mirada de Lisa estaba posada en ella, viéndola firmar.

_Ya - pronunció Jennie - entonces...nos vemos mañana - sonrió.

_Hasta mañana, Jennie - se puso de pie - pasaré por tí a tu casa, como lo acordamos - la castaña asintió.

_Ya te lo dije, te lo voy a pagar

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_Ya te lo dije, te lo voy a pagar. ¿Sí? Solo dame tiempo - volvía a repetir Rosé, ella junto a Jisoo también estaban en la cafetería.

_Si no tenías dinero, no debiste ofrecer nada y ahora estaría con Haein, él sí tiene dinero - respondió Jisoo, estaba de mal humor.

_No menciones a ese idiota, bien sabes que solo te metiste aquí por despecho.

_¿Y a tí qué te importa? Ya no somos nada, oh, espera - la encaró - nunca fuimos nada.

_Jisoo, ya habíamos hablado de eso - respondió con frustración, Jisoo solo alzó los hombros, ignorandola - si tanto te enoja que yo sea tu cita, está bien - respondió con molestia - puedes ir a buscar a ese tipejo y firmar el acuerdo. Te tengas una linda cita - se puso de pie para retirarse.

_¿Y dejar que te libres de la deuda. Gran escape. ¿No? - respondió sin verla.

_¿Entonces qué demonios quieres? - volvía a preguntar Rosé.

_Quiero la cita, pero solo para verte vender chocolates para pagarme, así que siéntate y firma el acuerdo - mandó.

Rosé gruñó entre dientes, pero muy a pesar de su orgullo, se sentó frente a Jisoo, volviendo a tomar el papel en sus manos.

_Bien - habló con molestia, mirándola - mañana, a las ocho de la noche - volvió su vista a la hoja - no besos, bien que te gustan mis besos - susurró lo último.

_Te escuché, idiota - respondió Jisoo.

_Ajá, sabes que es cierto.

_¿Puedes seguir leyendo? - regañó.

_No sexo - bajó la hoja - ¿Estás segura de esto? Porque hace tiempo que tú y yo no....

_¡Rosé! - volvía a regañar, la rubia solo viró los ojos.

_Bien. No será una corta cita de minutos. En caso de que la estudiante Park Chaeyoung, bese a la estudiante Kim Jisoo, esta tendrá que pagar una indemnización de 200 dólares. ¿Y por qué no tenemos una cita a díez metros de distancia? - preguntó Rosé.

_No sería mala idea - Jisoo sonrió, sarcástica.

_Que amargada eres.

_Solo firma, ya me aburrí de estar hablando contigo - la pelinegra estaba a la defensiva.

_¿Sabes algo? - apoyó sus codos en la mesa - podrás tratarme mal, lo que quieras, pero aún me amas, y lo sabes perfectamente, tanto como yo te amo a tí, así que aquí tienes - firmó la hoja con seriedad y lo dejó a su lado, poniéndose de pie - mañana paso por tí a las ocho - se retiró sin esperar ninguna respuesta.

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