¿Buscando mangos solamente?

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La abuela se fue a cocinar y los hombres se pusieron de acuerdo, el abuelo se fue junto a José montando a Loretta y los hermanos, Enrique y David, se fueron montando a Chente.

-Oye, David. ¿Puedo hacerte una pregunta?-dijo Enrique.

-Dime lo que quieras-dijo David.

-Cada vez que vienes al campo siempre quieres montar a Paco o a Lorenzo, ¿por qué quisiste montar a Chente esta vez?-dijo Enrique.

-Es que-dijo David- un pajarito me dijo que José no le llegó muy claro lo valioso que es tener un hermano o una hermana y recordé que no se te hizo fácil aceptarme al igual que a mí no se me hizo fácil tenerte en mi vida. No quiero que él le guarde rencor ni que la deteste y que ella tampoco lo rechace, y que cada minuto que tengan juntos lo aprovechen positivamente, que fue lo que hicimos tu y yo cuando aceptamos que teníamos diferencias al igual que semejanzas, nos aceptamos y nos quisimos mucho.-

-Y aún te sigo queriendo, hermano.- dijo Enrique.

Ambos sonrieron, tenían unas sonrisas resplandecientes e irresistibles.

-¡Qué bueno es ver a los hermanos conviviendo! ¿No lo crees, José?-dijo el abuelo a su nieto, quienes, estaban algo lejos de los dos hermanos recogiendo mangos.

-Ya lo veo abuelo, ¿crees que Valentina y yo nos llevemos tan bien como mi papá y el tío David- dijo David a su sabio abuelo.

-Créeme que si. El tiempo los hizo unirse, ¿sabes algo José? Un hermano es el enemigo que más amamos; es una metáfora.

-Sólo vinimos por unos mangos pero creo que hoy vi algo más que eso. Gracias abuelo- dijo José- creo que ya sé como actuar cuando tenga que cuidar a mi hermana.

Hermano, ángel guardián terrenalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora