Capítulo 8: Deportes.
Matías no se consideraba un mal estudiante, aunque tampoco podía decir que era el diez de la clase. Sin embargo, había una única materia que nunca podría disfrutar o pasar —a excepción de matemática, que a pesar de ser difícil nunca la desaprobó—, y esa era: Educación física.
Realmente no es que fuera torpe o le costara entender de qué iban cada deporte, el problema era que les tenía miedo a las pelotas y la fuerza bruta con la cual se llevaban a cabo dichos deportes. Además, tenía malas experiencias practicándolos. Algo irónico considerando que antes realizaba fútbol, pero no le costó tanto dejarlo como había pensado. Ya que se supone que abandonar lo que te gusta solo porque te hace mal debería ser aliviador, o eso creía. Esa era otro de las cargas que se veía obligado a llevar, pues las consecuencias de ellos fueron decepcionar todavía más a su familia.
Quizás era esa la razón por la que huía tan asustado de las pelotas, porque se asemejaban mucho a las palabras que suele recibir.
Dio un saltó cuando de las tantas pelotas que volaban de aquí allá fue directo a sus piernas. Y sí había una actividad que se parecía mucho a lo que pensaba, esa era quemados.
—Dios, no —suplicó cuando otro explosivo se volvió a dirigir a él. Respiró aliviado al superar ese otro ataque.
—Ey, ¿Estás bien? —inquirió una voz llamando su atención. Se encontró con unos ojos azules enmarcados por cejas oscuras arrugadas.
Era Oliver. Su cabello color caramelo oscuro estaba húmedo por el sudor, y su piel salpicada por miles de pecas se veía brillante. Tuvo que parpadear un par de veces para asegurarse que ese era el mismo chico con el que había hablado el otro día.
—Aah, sí —dijo inseguro, logrando que el chico se acercar a él y lo mirara con curiosidad.
—¿Seguro? Parece como si lucharas contra un gigante —opinó al tiempo que atrapa una pelota y la lanzaba con impotencia al lado contrario.
—Bueno, acepto que este deporte no es mi fuerte. ¿Por qué es la primera vez que te veo en esta clase?
Matías miró de reojo al chico, este evitaba algunos pelotazos y lanzaba otros al lado contrario. Quemando a algunos. Oliver se encogió de hombros por su pregunta anterior, restándole importancia.
—Bueno, estaba en un curso intensivo de alemán. Ah, también tenía unas clases de esgrima en este horario. El director me dio un permiso para faltar a esta clase por mis anteriores actividades que te mencioné.
Se quedó analizando un poco a Oliver, impresionado de que alguien pudiera faltar a esa clase con tal de realizar actividades extracurriculares. Aunque supuso que no fue fácil conseguir ese beneficio de parte del director.
Justo cuando una pelota se dirigía a él, Oliver la atrapó y lo miró mal.
—No te quedes parado ahí, al menos intenta que no perdamos más jugadores. No podemos perder —dijo llevando su mirada fulminante hacia el otro extremo, específicamente hacia un chico de cabello negro que tenía en su rostro una sonrisa burlona.
ESTÁS LEYENDO
November Rain.
Teen FictionMatías tiene la idea de que mientras más lejos esté de sus problemas, estos desaparecerán. Aunque no le ha ido muy bien con ese plan de vida, porque huir de ellos es como correr en círculos, y cada vez es más difícil salir de ellos. Es su último añ...