Capítulo 25: Inevitable.

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Capítulo 25: Inevitable

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Capítulo 25: Inevitable.

—¿Quieres dejar de molestarme? —farfulló desviando unos segundos la mirada hacia Spencer, quien reía a carcajadas estruendosas y exageradas; consiguiendo que Oliver riera también—. Eso no va a hacer que pierda, voy a ganarte Matías —le dijo esta vez al rizado a su lado.

Ambos sostenían con fuerza la pistola de balines con las cuales iban derribando naves espaciales que se movían en todas direcciones. Cuando Oliver retó a Matías para ver quién conseguía mayor puntaje no esperó que el chico fuera bueno en el juego, y tampoco que Spencer fuera un maldito tramposo que ayudaba al chico.

—Ah, por cierto, Oliver —le llamó Spencer con una sonrisa ladeada y con un tono serio—. La profesora García me dijo que hace tres clases que no vas a literatura, y también dijo que suspenderías la materia.

Su plan funcionó al instante.

—¿Qué? —gritó espantado girándose y abandonando el juego—Dime que estás mintiendo.

—Eres tan ñoño, Oliver. —Spencer se sostuvo el estómago mientras reía a toda voz.

Cuando Oliver quiso volver al juego se encontró con Matías recibiendo un gigantesco oso de peluche como premio por ganar. 528 naves derribadas por el rizado, Oliver observó trastornado su 499.

—Buuh, que malo eres en esto Oliver —abucheó Ellie uniéndose a las burlas del azabache.

Por otro lado, Matías lo observaba con una diminuta sonrisa escondida detrás del oso de peluche. Oliver se cruzó de brazos y con un puchero se acercó hacia los otros dos que se le burlaban.

—Quisiera verte hacer algo más que burlarte, D'angelo —le retó con una mirada decisiva que detuvo la burla del mencionado—. Hasta ahora solo has hablado, pero no has dejado impresionado a nadie.

Spencer frunció el ceño inquisitivo, no sabía a dónde quería ir Oliver con aquella frase. Pero estaba funcionando, porque al instante que alzó la mirada que se cruzó con la de Matías, Spencer arqueó una ceja aceptando que ya era hora de deshacerse de los estorbos y quedarse a solas con Matías.

—No necesito impresionar a nadie, pero gracias. —Con pasos gráciles se arrimó hasta Matías, tomó el gigantesco oso en un brazo y la mano de Matías con la otra—¿Qué tal si vamos a la montaña rusa?

—Ese sí es mi estilo —dijo Ellie eufórica, se dio prisa hacia la cola que había en la montaña rusa—. Y tú vienes conmigo.

Oliver intentó zafarse de la mano de Ellie, quien tiró de él a toda velocidad. El chico abrió los ojos en grande y farfulló con desesperación a cualquiera que se le cruzara.

—¿Estás loca? ¿No sabes cuál es la probabilidad de morir arriba de esas cosas? No son seguras, Ellie —Sus gritos se iban perdiendo entre la multitud y la música de la feria. No se equivocó al suponer que a Ellie le fascinaban esas cosas, después de todo, era una chica que buscaba emociones fuertes. De otro modo no se atrevería a dormir en todas sus clases, era extrañamente, irónico.

November Rain.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora