Capítulo 15: El precio de ser valiente.

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Capítulo 15: El precio de ser valiente

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Capítulo 15: El precio de ser valiente.

Eran pocos los lugares en donde se sentía a salvo de las miradas, una de ellas era su habitación. Así que cuando estuvo dentro dejó escapar todo el aire que estuvo conteniendo desde que empezó su desastrosa clase de biología.

Cerró los ojos e inhaló y exhaló un par de veces para calmarse, trató de pensar en las cosas buenas de ese día o en las cosas buenas del fin de semana. Tal como le había sugerido su psicólogo. La aparente amenaza de Ryan se fue difuminando cuando recordó como Spencer había disimulado no caerse de las escaleras cuando iban al comedor ese día.

Había sido gracioso en gran parte, pues el chico se mostró sorprendido por la caída para luego levantarse y caminar como si estuviera en una pasarela. Incluso alzó el rostro iluminado por una sonrisa cuando los demás se reían de él.

Con eso en mente se dirigió hasta su cama, y tomó la guitarra que había sobre ella. Sus dedos acariciaron las cuerdas mientras su otra mano marcaba una nota al azar, hizo lo mismo hasta que una melodía desconocida para él se empezó a formar. Eran menos de tres acordes combinados, pero le sacó una sonrisa.

Por ello se levantó y buscó su cuaderno, ese donde miles de canciones se plasmaban; canciones que nunca volvieron a ser oídas o interpretadas. Ese que iba con él a cualquier parte, sin excepción alguna. En los pentagramas que tenía dibujados ahí, comenzó a colocar cada nota que fue soltando. Y una vez consiguió una melodía simple, pensó en aquello que quería gritar a través de una canción.

«Nunca he visto a alguien como tú.

Me gustaría tener tu valor.

Me haces querer no volver a huir.

Eres lo que siempre esperé, pero no sé

si merezco tal cosa» escribió al tiempo que tarareaba.

Arrugó el rostro en una mueca, inconforme con la forma en la que esas palabras se expresaban. Suspiró mirando al techo, esperó alguna señal divina que le diera las palabras correctas que necesitaba. Aunque eso se redujo a una llamada entrante en su celular, claro que eso no le molestó cuando vio quién llamaba.

—Oye, ¿A divina qué lugar es excelente para visitar en la noche? —dijo sin perder tiempo.

Matías se vio en la necesidad de rodar los ojos.

—Probablemente la playa.

—Eeh, síí —canturreó con alegría Spencer—. Pero no es ese al que me refiero. Bien, como no sabes cuál es hay que visitarlo.

—Spencer —lo llamó con cuidado—. Apenas es lunes, y tenemos tarea que hacer. Al menos yo.

—Sí hago mis tareas, soy un chico responsable, Matías.

—Eso no quita que sea lunes.

Spencer soltó un quejido ahogado.

—¿Y si nos juntamos a hacer tarea?

November Rain.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora