12- En el que seguimos el plan, pt 1

1K 100 93
                                    

-12-

En el que seguimos el plan, pt 1

KAT

Los segundos pasaron. Chase seguía mirándola con cara de estúpido.

—¿No entiendes la letra? —preguntó Kat, inclinándose un poco.

—No, no es eso. Kat, yo no sé si...

No. No se puede arrepentir ahora.

—Sólo lee —susurró ella controlando su pánico interno—. La gente está mirando.

Chase al fin volvió sus ojos al papel.

—Kat —entonó, y ella vio su mano temblando levemente—. Todo lienzo busca sus colores ideales, colores que le llenen, que inspiren —hizo una pausa y levantó la cabeza, observándola con esos ojos azulados, con una expresión confundida, como si no pudiese creer que Kat había escrito esas palabras—. Yo... no sabía que estaba en blanco hasta que te conocí. Me enseñaste una variedad de matices, cada uno de ellos despertaba un sentimiento diferente, y cuando me di cuenta... desbordaba colores y emociones por ti. Más allá de una promesa, quiero agradecerte por elegirme como tu esposo, por creer en mí y en lo que creció entre ambos.

No puedo creer que escribí esas estupideces, pensó Kat.

—Katerina Bett Pizarro, ¿aceptas al señor Chase como tu esposo? —preguntó el ministro.

—Sí... acepto.

—Bien. Puede decir sus votos.

Chase le extendió el papel, Kat lo recibió y leyó las mismas palabras con una voz automática. Sentía calor en el rostro, y al terminar no pudo mirar a Chase a los ojos. Para él había sido fácil, simplemente leyó algo que no significaba nada. Pero para Kat... era abrir su corazón y exponerse frente a un montón de personas. Era como mostrar su talón de Aquiles y decirle a Chase hiéreme aquí, hazlo y me matarás de inmediato.

—¿Hay alguien aquí que se oponga a la realización del matrimonio? —preguntó el ministro, y su voz pareció resonar a través del salón.

Hubo silencio. Nada más que silencio.

Kat pensó en Reneé, sentada en la segunda fila. ¿Estaría aguantándose las ganas de interrumpir la ceremonia?

Pensó en Simon que, inocente, lucía muy alegre detrás de Chase, ocupando su lugar como padrino.

Pensó en su padre, que seguro estaba frotándose ya las manos de dicha.

Pensó en ella misma y en lo infeliz que sería desde ese día en adelante.

Cuando pasó un tiempo prudente y nadie interrumpió la ceremonia, el ministro abrió las carpetas frente a ellos y tanto Kat como Chase firmaron el acuerdo que los unía en matrimonio por dos años.

—Bueno, ahora no me queda más que declararlos oficialmente marido y mujer. Puede besar a la novia.

Ya está. Nos casamos. No hay vuelta atrás.

Chase se inclinó rodeando su cintura y pegándola a él para besar sus labios con ligereza y confianza. La sostuvo, y Kat movió sus labios lo justo y necesario, no cerró los ojos y se apartó con disimulo luego de un par de segundos. Todo el mundo aplaudía, creyéndose su actuación. Eleanor en la primera fila incluso se limpiaba las lágrimas, sonriente.

Pero, en su interior, Kat estaba lejos de sentirte emocionalmente positiva. Era la primera vez que besar a Chase le provocaba repulsión. Era la primera vez que sus caricias le inspiraban apartarlo lejos de ella.

Finge que me quieres © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora