CAPITULO 1

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Olivia

La muerte, esa compañera silenciosa que nos susurra al oído, me ha enseñado que en este mundo cruel, la única lealtad verdadera es la que uno tiene consigo mismo. Sus manos, frías como el acero de su guadaña, guardan el secreto de una naturaleza egoísta que se alimenta de la debilidad ajena. En un mundo de corazones cálidos, el suyo late gélido, ansioso por reclamar lo que considera suyo por derecho divino.

Hace ya un mes que el inexorable aliento de la muerte se llevó consigo el alma de mí abuelo, arrebatándome un fragmento de mi misma que yace perdido en el final de los tiempos. El impacto de su partida resonó como un trágico eco en el seno de nuestra familia, pero para mí, resultó ser el desgarrador derrumbe de un universo conocido. Nuestra relación trascendía lo convencional; era un vínculo único, palpable en la complicidad compartida y en el amor incondicional que nos unía.

Para aquel hombre, mi hermana y yo representábamos su más grande orgullo, las niñas que atesoraba con fervor en el rincón más cálido de su alma. Su marcha dejó un abismo en mi interior, un vacío desgarrador que me sumió en la desorientación y en la penumbra de un duelo sin consuelo ni rumbo alguno.

Mis padres, con la delicadeza que solo el dolor permite, me comunicaron la fatídica noticia. No obstante, ninguna suavidad en sus palabras pudo prepararme para la embestida de dolor que me embargó en aquel momento. Fue como si mi garganta se desgarrara entre cada sollozo, como si mi corazón se fracturara en mil pedazos al aceptar la realidad de no volver a verlo. La soledad se apoderó de mi, sumiéndome en la agonía de la pérdida de quien significaba tanto, y lo que más me atormentaba era la certidumbre de no haber podido despedirme.

—¿Preparada? — Sophia me entrega mi maleta con una sonrisa expectante mientras aguardamos a nuestros padres a la salida del aeropuerto. Mis manos se aferran con firmeza al tirante de la mochila que reposa sobre mi hombro, y sin decir palabra, simplemente asiento en respuesta a su pregunta. Sabía que no había marcha atrás, que una vez subiéramos al coche de alquiler, iniciaríamos una nueva etapa en nuestra vida.

El vehículo se detiene con suavidad frente a nosotras, mamá nos saluda con una cálida sonrisa al otro lado de la ventanilla. Mi padre nos ayuda a meter el equipaje en el maletero, mientras mi hermana y yo nos acomodamos en el interior en un silencio cargado de emociones. Al volver, papá captura mi mirada en el retrovisor, sus ojos azules reflejando una mezcla de preocupación y compresión. Conozco sus intentos por reconfortarme, pero la magnitud de los cambios recientes era simplemente abrumadora.

La reciente pérdida de mi abuelo y la mudanza inesperada, habían sacudido mi mundo sin previo aviso, sin darme la oportunidad de procesar los acontecimientos con calma y a mi ritmo. Mi padre, consciente de mis sentimientos, aparta la mirada y se concentra en el paisaje urbano que se despliega en el exterior. Trato de seguir su ejemplo, buscando un destello de positividad en medio de la incertidumbre, aunque en este momento, me resulta una tarea bastante imposible.

Apoyo mi cabeza contra el cristal de la ventana, dejando que la melodía de la radio inunde mis oídos. En las manos de mamá reposa un folleto de Carter's Colletions, la vieja tienda de antigüedades de mi abuelo. Tras su partida, y según lo estipulado en el testamento, la tienda de Martin Carter fue dividida equitativamente entre sus hijos. Conscientes de que mantener el negocio a flote sería una ardua tarea, papá y el tío John decidieron cederle la propiedad a mi madre, una respetable historiadora. En sus manos yacía el futuro de la empresa familiar, y no puedo sentir más orgullo por ella.

El cambio de propietario fue el motivo principal que llevó a mi familia a dejar atrás nuestra vida en Madrid para iniciar una nueva en la pequeña localidad de Stratford, Inglaterra, el pueblo donde mi padre se había criado. Era la primera vez que mi hermana y yo poníamos un pie en ese país, siempre fue un sueño para nosotras, especialmente porque ansiábamos ayudar a nuestro abuelo con los asuntos de la tienda. Carter's Collection fue un proyecto personal que el abuelo Martin se tomó muy en serio, dedicando años a buscar los tesoros más exquisitos para su exposición y venta.

La Sinfonía de un Alma PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora