01 || Su nombre

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#TócameConAmor

KIM TAEHYUNG

Doce de abril

Inhala, exhala. Taehyung, no pierdas el control.

¿Sabes cuando esperas constantemente que las cosas estén bien, incluso cuando ellas no dependen de tí?

Es lo que sientes todos los dias de tu vida cuando convives con alguien deprimido. Porque, así como no consigue ver el final del túnel, tú tampoco.

Y no voy a mentir; no quiero mentir: pensé en desistir de Park Jimin tantas veces que mi corazón duele. Duele de pensar en vivir una vida lejos de mi mejor amigo, pero estar con él también duele.

Si alguien me preguntara cuándo Jimin comenzó a estar así, le diría la verdad más dolorosa que podría decirle: él siempre fue así.

Eso lo ha acompañado hace tanto tiempo que, honestamente, lo veía como si fuera parte de él; algo de lo cuál no fuera capaz de librarse y, eventualmente, se libraría de él. Porque ha sido difícil para Jimin.

Difícil para mí.

Difícil para su familia.

Difícil para sus otros amigos.

Ha sido difícil para todos los que lo rodean.

Inhala, exhala. No pierdas el control, Taehyung.

—¿Sientes tus manos? No te muevas mucho.—Pregunto con la voz chillona mientras presiono a fondo el acelerador; mi corazón se comprime mientras me siento al borde de un colapso, porque ya vi antes la sangre de Jimin, pero nunca la vi en una cantidad tan absurda.

Escurre de sus muñecas hacia la palma de la mano y gotea por la punta de los dedos terminando en el tapete de mi auto viejo; heredado de mi abuelo.

Honestamente, enloquecería si viera que su auto anda sucio.

Nunca fui cuidadoso con los vehículos, pero ahora realmente siento como si fuera a vomitar.

—Perdóname. Perdóname, Taehyung.—Susurra y mi primer impulso es decir: “todo está bien, no es tu culpa”, pero honestamente hoy no siento que pueda decirlo.—Estoy ensuciando tu auto...—Su voz suena distante y acelerando más digo:

—¡No te atrevas a dormir, Park Jimin”—Y como me expreso exasperado a través de un grito, parece traerlo de vuelta por algunos segundos, porque pestañeaba mientras me miraba y apoyaba la cabeza en el vidrio nuevamente, con los ojos medio cerrados.— ¡Jimin!

¡Vivir en una ciudad pequeña es un infierno! Siempre estás lejos de todo; siempre estás lejos de lo que más necesitas y odio el hecho de que el centro de emergencia más cercano esté tan lejos de nosotros.

—¡Jimin! Estoy hablando en serio, Jimin. ¡No te duermas!—me exaspero soltando una mano del volante y lo muevo, sin respuesta.— ¡Despierta!

Desde que tengo memoria, Jimin se corta; cuando lo conocí a los siete años, se arañaba las manos y las muñecas. Tanto que su madre tenía que inspeccionarlo semanalmente para asegurarse de que sus uñas estuvieran bien cortas para que no pudiera arañarse; pero él siempre encontraba alguna forma para lastimarse “accidentalmente”. Y sé que no era voluntario, porque Jimin era demasiado joven para entender lo que sucedía en su cabeza, pero ¡ah!, era triste.

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