03 || Braille

86 11 1
                                    

#TócameConAmor

Quince de Abril

JEON JUNGKOOK

Estoy aquí comiendo y andando solo por el jardín desde hace dos días. Pero nadie más vino a hablar conmigo. Esperaba que, tal vez, Jimin pudiese aparecer nuevamente.

No es que nuestra conversación haya sido larga, pues aparentemente ninguno de los dos era bueno conversando. Pero aprecié su tono de voz y su compañía.

En este exacto momento, estoy sentado sobre el pasto cubierto de rocío, aspirando el olor de limpieza con las manos sobre la página de un libro.

Casi nadie del barrio entiende braille, sin embargo unos pasos delicados me desconcentran y detengo mi lectura, notando que los pasos también se detienen.

—¿Quién está ahí?—Pregunto lo suficientemente alto. No hay respuesta, pero puedo oír el suspiro pesado.—Es una falta de educación dejar a alguien hablando solo. Especialmente si esa persona no puede verte.

—Soy yo… —Suspiro sin contener la sonrisa.—Jimin. Park Jimin.

—¡Ah! Qué bueno que eres tú…—Jimin suelta una risita. Dios, ¿ya dije que amo esa risa? No sé si es porque nunca antes pude convivir con alguien más a solas, pero su compañía me agrada de una manera única.—Siéntate aquí.—Toco el pasto a mi lado y puedo oír los pasos siendo retomados y el pasto siendo aplastado a mi lado.

—¿Qué estás haciendo?—Susurra.— ¿Eso es braille?—Parece más animado con eso; la curiosidad tornándose más notoria en su voz. Sé de eso porque cuando las personas sienten curiosidad tienden a subir el tono de voz y son más… exagerados.

—¿Tú sabes?—Pregunto, soltando una sonrisa, pero me respondo en seguida, imaginando que no. Braille es más difícil de lo que parece.

—No…—responde desanimado.

—¿Quieres aprender?—Oigo un gritito agudo de emoción y me permito reír divertidamente. ¡Jimin es tan divertido!—Dame tu mano.—Pido, estirando mi mano hacia el frente. Siento sus dedos tocando la palma de mi mano y me permito reconocer nuevamente toda la extensión de su palma, demorándome un poco en el inicio de su muñeca donde puedo sentir una pequeña elevación.

Una cicatriz.

Ya leí sobre esto. Leí sobre las personas que hacen eso consigo mismas y no puedo dejar de pensar en el porqué. Él luce tan bien. Su voz no flaquea, su mano no tiembla y su piel es caliente. Es saludable, tiene una voz bonita y parece divertido. ¿Entonces por qué?

Guío la punta de sus dedos cortos y gorditos hasta las páginas espesas. Oigo su respiración entrecortada y me alegra saber que no soy el único.

—Tienes que tocar con delicadeza. Con la punta de los dedos.—Indico y lentamente recorro sus dedos por la página, pasando el mío justo después.—No dije que no es amor, definitivamente lo es, pero sé que es efímero y que el tiempo lo cambiará como el invierno cambia los árboles, y aunque te amara con todas las fuerzas de mi cuerpo ni en cien años podría amarte tanto como te amé en un único día. Tal vez de aquí a cien años te amaré aún más, tanto, que ya se haya expandido de tal forma, siendo imposible sacar de aquí mi yo más secreto e íntimo, no como un placer, porque no soy uno para mí mismo, sino como mi propio ser existiendo en la sombra de tu existencia, siendo apenas la mitad y no mi todo. Donde no hay tú, no hay yo, solo vacío.

—Cumbres borrascosas.—Susurra en respuesta. Su tono de voz me indica que está animado, pero más que eso, hay una fascinación, lago que deslumbra e incita el toque, el cariño. Por primera vez en años, quiero poder ver. Mirar cómo es Jimin; ver su rostro, sus labios, su sonrisa, sus muñecas.—Eres una caja de sorpresas, Jeon Jungkook.—Rio y, lentamente, sus pequeños dedos se deslizan por mis dedos y nuestras manos están entrelazadas. Todo lo que soy capaz de hacer es jadear, porque su mano contra la mía es suave y disfruto el placer de tenerlo cerca. Incluso tomados de las manos, aun puedo sentir su calor exhalando a mi lado; su presencia irradiando como un astro de luz propia. Su energía toma cuerpo.—Me gusta.—Completamente despacio e inevitablemente sonrío porque estoy orgulloso de mí mismo: soy lo que le gusta a Park Jimin.

—Desapareciste.—Comento.—Mi madre dice que no te vio en tu casa. Me preocupé.—Confieso y oigo una pequeña bocanada de aire a mi lado. Imagino que fue una risa irónica. Mi padre tiene el pésimo hábito de hacerlas.

—Hago eso… —Confiesa.—Ley doy a las personas un descanso de mí.—Completa.—Si pudiera, me daría un descanso de mí mismo.

—¿Y por qué lo harías?—Se ríe despacio, pero no sé decir si realmente lo halla gracioso o si está riendo de su desgracia.

Porque soy agotador.

—No veo cómo puedas serlo. Pasaría el día entero contigo, si fuera posible.—Confieso bajito y siento un pequeño peso colocándose en mi hombro derecho, cabellos suaves se esparcen en mi cuello causándome escalofríos por mi cuerpo, mientras sé que su brazo está pegado al mío; nuestras manos siguen unidas.—No me cansaría de ti aunque quisiera.

—Ni siquiera me conoces bien. No puedes ver…—Su tono de voz es triste y amargo, eso me rompe por dentro.

—No miro, Park Jimin.—Explico.—Pero eso no significa que no pueda ver.—Agrego y deslizo la punta de mis dedos hacia su muñeca y siento las cicatrices que se extienden hasta la curva de su codo.—Eso no significa que no pueda leerte. Puedo, y lo consigo, Jimin.—Ahora, su cabeza ya no está en mi hombro.—Pero solo puedo leer lo que me permiten leer.—Añado y detengo mi pulgar sobre una cicatriz más gruesa sobre su muñeca.—¿Me permites leerte, Park Jimin?—Silencio. Imagino que Park no quería, ni me va a responder. Simplemente porque no quiere ser leído. Park Jimin simplemente quiere sangrar solo, pero no lo permitiré. No quiero que se sienta solo. Ya fui lo suficientemente solitario durante toda la vida y alguien tan precioso no debería ser así. Si sangra, quiero estar con él. Aprecio nuestras manos aún entrelazadas, por un segundo y sonrío. Es la primera vez y está siendo maravilloso.

—¿Cómo lo haces?—Pregunta seriamente.

—¿Qué cosa?

—Eres… ¿Observador?—Corrige con una risita.—¿Cómo?

—Bien… No puedo ver, pero puedo sentir, puedo oír y puedo tocar. ¿Existe alguna forma más profunda de conocer a alguien que tocándolo?—Me permito reír de nuevo.—Es la única forma que conozco.

—¿No sientes falta? De… ¿Mirar?

—Nunca pude mirar, Jimin. ¿Cómo puedo sentir la falta de algo que nunca tuve?—Él ríe bajito.

—No sé si yo pudiera.—Hace una pausa.—Lo siento mucho, eso fue insensible.

—No soy sensible a esos comentarios.—Digo simplemente.—No es sobre poder, Jimin, es sobre necesitar.

—¿Pero no sientes que estás perdiendo algo?

—Lo siento… a veces. Y a veces siento que estoy ganando mucho más que lo que pierdo.—Agrego.—Como tú. Probablemente no nos hubiéramos conocidos si pudiera mirar; probablemente no tendría la libertad de tocarte como te toco; probablemente nunca leería mi parte favorita de “Cumbres borrascosas”, si mirara… Hay un montón de cosas que perdería si pudiera ver, Jimin. Y ahora que estamos aquí sé que eres absolutamente algo que no valdría la pena perder

BrailleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora