6

1.9K 138 18
                                    

Portofino, Italia.

Tenía  que ser una maldita broma.

— ¿Qué haces aquí? —Es lo primero que digo.

No había conocido a hombre tan más descarado que el mismísimo Carlos Sainz. Debía valorar poco su vida como para presentarse en mi ciudad después de lo que hizo. La idea de patearle las bolas cruzó rápidamente por mi cabeza pero  no voy a lidiar con él ahora, no voy a dejar que arruine un momento agradable como el que estoy pasando ahora, o al menos lo hacía antes de que él apareciera. 

— Yo...

— ¿Sabes qué? — Lo interrumpo negando con mi cabeza— No importa. ¿Vas a tomar la foto o...

— ¿Foto? ¿Cuál foto? — Me mira confundido y después a su amigo— ¿Le dijiste qué quería una foto?

—¡Dijiste que inventara una excusa para atraerla! —Le responde el inglés.

— ¿La vas a tomar o no? —Me cruzo de brazos interrumpiendo su discusión con Rupert.

— Lo que quiero no es una fotografía.

— Que lástima porque es lo único que obtendrás de mi, pero ya que no lo quieres entonces no veo por qué seguir perdiendo mi tiempo.

Dicho esto me doy la media vuelta para marcharme y fingir que todo esto era una alucinación gracias a lo hambrienta que estaba. Pero antes de dar un paso más, siento un agarre en mi muñeca que me impide seguir con mi camino.

Mi mirada rápidamente se posa  en su mano sosteniendo mi brazo y después en él, tal parece que entendió el mensaje pues de inmediato me suelta.

— Quiero que hablemos— Dice seriamente a lo que yo suelto un resoplido.

— Y yo quiero ser la campeona del mundo pero creo que ninguno tendrá lo que quiere, al menos no por ahora. —Me encojo de hombros fingiendo la sonrisa más falsa que puedo.

—Eh chicos tal vez...—La voz de Rupert se cuela por mis oídos pero no le presto atención.

—Estoy hablando en serio Alya —Puedo ver que mis respuestas comienzan a irritarlo pero no podría importarme menos.

— Al igual que yo. ¿De verdad eres tan ingenuo?

Su ceño se frunce sin entender lo que quiero decir. Claro, tenía que ser hombre.

— Chicos yo creo que...

— ¿Ingenuo por querer hablar como dos adultos sensatos? —Replica.

— Ingenuo por creer que te escucharía después de la humillante noche que me hiciste pasar. ¿Dejar esperando a alguien sin avisar? No es muy maduro de tu parte. Pero no pienso discutir eso contigo, como dije, no quiero seguir perdiendo mi tiempo.

— Es lo que estoy tratando de explicarte pero eres tan...

— Yo que tu tendría mucho cuidado con lo que vas a decir —Le advierto.

Una sonrisa maliciosa se forma en su rostro mientras acorta la distancia entre nosotros. Si creía que me iba a doblegar porque me ganaba en estatura, estaba muy equivocado.

the only exception Donde viven las historias. Descúbrelo ahora