Capítulo 4: ¿Por qué Julia?

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Po.v Artemis.

Mientras ellos hablaban de cómo iban a entrenarme, yo me encontraba metida en un profundo sueño o algo así ya que veía tantas cosas muy interesantes. Pero también durante mis sueños estuve teniendo visiones, en las cuales mi madre había sido secuestrada por él hombre que se pensaba había muerto. En esa visión a mi madre la habían llevado al pueblo de los hechiceros al encuentro del rey de los hechiceros, quien es el padre de mi querida madre por lo tanto también es mi abuelo.

-Buenas queremos ver al rey, diganle que encontramos a su hija-le dijo el hombre a otro que estaba parado en una gran reja y a dentro de ella se veía un amplio y hermoso patio lleno de flores y si veías mas a lo lejos se encontraba un gran castillo.

 El hombre al escuchar lo que el otro dijo abrió la reja.

-Pasen por favor-dijo inclinándose con respeto-Bienvenida señorita Julia.

- Gracias Armando- dijo mi madre mostrándose imponente y orgullosa como todos la recordaban. En ese momento vi expresiones en mi madre que nunca había visto antes.

- Buenas mi gran señor-le dijo aquel hombre a mi abuelo entrando en la sala del trono.

- Déjenme a solas con mi hija-ordeno con fuerte voz y sin ningún tipo de cortesía, está bien es el rey pero lo "Cortez no quita lo valiente".

- Hola querida Julia-dijo el rey.

- Padre-dijo con muy poco sentimiento.

- Por qué julia...por qué....-grito él con mucha fuerza-¿Por qué le diste la espalda a tú pueblo por una simple niña?-

- Porque esa simple niña es mi hija-le dijo orgullosa.

- No lo es, su padre era un lobo lo sé y tú nunca....-dijo sin poder creer lo que su hija dijo.

 -Si padre...me enamore de un lobo me case con él y tuve...una...niña...en....mi...vientre....por....nueve meses, la cual tiene mi sangre y la de su único padre un lobo al que amo-grito mi madre como si quisiera que todos en el pueblo la escucharan.

-¡Basta!-le grito a mi madre y el dio una fuerte cachetada, que hizo que ella escupiera sangre y aun así una sonrisa se pintaba en su boca mientras levantaba el rostro con gran orgullo y mostraba la otra mejilla como si lo estuviera retando a que la golpeara de nuevo. El rey se veía verdaderamente molesto, pero aun así estaba satisfecho de ver que su hija se le enfrentara como lo hacía antes y solo por ese orgullo y valentía que mostraba era que se había ganado hasta el respeto de su propio padre. Por otro lado había alguien que no quería que este tipo de relación siquiera sucediendo, era una mujer muy cercana a mi abuelo, quién hacia que el cambiara muy rápido su estado de ánimo y forma de ser con los demás. Aunque esa mujer me había llamado mucho la atención no pude quedarme mucho tiempo conectada a este lugar pues me había despertado de golpe solo con el pensamiento de las terribles cosas que esta mujer podía hacerle a mi querida madre.

-¡Madre! ¡Madre!-grite con la esperanza de que hubiera sido solo un sueño. Pero al no verla en ningún lado sendas lágrimas brotaron de mis ojos.

- Artemis tú mamá.....bueno ella....-dijo mi padre sin encontrar la manera de explicarme la situación.

- lo sé, lo vi todo- dije ahora segura que aquello no era un sueño. Me levante y me dirigí a salir.

- ¿Qué viste hija?- pregunto mi padre caminando junto a mí, algo preocupado.

- Mi madre hablaba con el rey el cual es su padre, ya que ella fue secuestrada y llevada al pueblo por el hombre intento matarme- le dije intentando hacer muy corta mi visión, de lo sucedido.

- ¡Cómo!....-grito mientras caminaba rápidamente afuera del lugar, yo lo sequia tratando de no perder su paso-Prepárense para salir muchacho-ordeno y todos empezaron a alistarse.

- ¡No!-grite interponiéndome en la orden dada por mi padre y por alguna razón todos se detuvieron y me miraron con sorpresa, ya que no pudieron oponerse muchos a mi orden.

- Hija entiende que debo buscar a tú madre-me dijo mi padre con una sonrisa al ver la cara de todos los presentes.

- No padre por favor entiéndame usted, si tú vas te mataran. Yo sé que mi madre estará bien ella es fuerte y no la podrán dañar, pero a usted padre no lo perdonaran-le dije teniendo la esperanza de que me escuchara.

- Lo sé, hija pero tú necesitas más a tú madre ella debe enseñarte mucho de hechicería.

- Padre llevo toda mi vida aprendiendo hechizos y técnicas ya se más de lo que parece...pero aún no sé cómo ser una loba-le dije

- De todas maneras a mi tú mamá si me hace mucha falta-me dijo mi padre, en estos momentos es que uno piensa que el amor si existe.

- Vamos a hacer un trato cuando yo sea mayor de edad, te prometo que iré a buscar a mi madre cuantas veces sea necesario y la liberare.-le dije.

- Pero...

- Por favor, además hay mucho que debo saber de esa profesa y mi intuición me dice que esto ya había sido predicho-le dije, esperando que eso lo hiciera entrar en razón.

- No puedo creer que una chica de catorce años me esté ganando en dialogar-dijo con una sonrisa al parecer ya había entrado en razón y eso me tranquilizaba.

- Mi señor espero me perdone por mi desconfianza-le dijo Marcus inclinándose ante mi padre.

- Pídele perdón a mi hija no a mí-dijo mi padre con una fría mirada que era aterrorizante.

- No es necesario padre, es natural que desconfíen no lo culpo-le dije tratando de aligerar el ambiente y también para demostrar el cariño que les había agarrado y que los comprendía a la perfección.

- Mi señor necesitamos hablar con usted-dijo Andrés acompañado con un grupo de lobos.

- Esperen un momento, mi hija debe conocer a su maestro-dijo mi padre.

- ¿Maestro? Pero pensé que usted padre seria quién me enseñara a ser loba-le dije con voz inocente.

- No podre estar contigo en cualquier momento, así que mejor te busque un maestro- me dijo mi padre con una sonrisa.

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