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PARA LA MUJER LOS DÍAS SE VOLVIERON REPETITIVOS EN EL NUEVO SANTUARIO. Todo lo que Brook hacía era replicar la rutina una y otra vez de manera casi exacta acabando aburrida y fatigada después del trabajo bajo el sol. Sin embargo aquella mañana aconteció lucir diferente al resto. Eugene había tocado su puerta muy pronto en la mañana—según Gaia a las seis y cuatro—explicándole que Rosita le había asignado un par de días libres. Al parecer tras varios días de debate sobre qué hacer con los salvadores amotinados la decisión tomada fue: limpiar el santuario de arriba abajo. A Brooklyn le resultó curioso como ese "castigo" ya era de por sí su trabajo de todos los días y ahora había sido asignado a unos idiotas que se habían portado mal. Pero decidió no dar más vueltas al asunto, agradecida por sus días de descanso.
La mañana fue aprovechada para Gaia y sus ganas por finalizar el tatuaje de Brooklyn al completo. La castaña deseaba ver por fin su espalda terminada y curada, además los pequeños retoques que le quedaban al tatuaje no serian difíciles de curar, eran en la zona del cuello. Había amado ese tatuaje desde que su amiga le enseñó el sketch. Al parecer esa obra de arte fue diseñada para tatuar a una famosa actriz de Hollywood que quería dar un cambio completo a su look. La policía fue quien lo adquirió al final dado al apocalipsis. Pasaron un par de horas que la mujer ocupó para asearse y asegurar que el tatuaje estaba protegido ( rodeó su cuello con plástico trasparente como un collarín y esparció una crema para tatuajes caducada ). Entonces decidió ir a por algo de desayuno. La zona común estaba tan llena como de costumbre una mañana como aquella, tenían mucho trabajo que hacer aun. La mujer agradeció sus días de descanso. Brook estaba decidida a desayunar lo usual, una taza del té que plantaban en el reino y un bizcocho de avena horneado cada mañana. A menudo pensaba que en las otras comunidades era probable que contaran con una comida más elaborada o más variedad de alimentos y producción, pero lo poco que tenían en el santuario ya era muchísimo más que cualquier cosa que pudiese hallar ahí fuera.
Tomó una bandeja de metal en la que puso el té y su pequeño desayuno, y busco una mesita libre donde poder pasar un rato con la paz que protegía su cabeza desde que la guerra acabó. Brooklyn estaba concentrada en su comida cuando un par de salvadores pasaron por su lado meneando la cabeza en forma de asentimiento y con una agradable sonrisa. Sonrió de vuelta, confusa ante la situación. Aun así no le dio mucha importancia y siguió bebiendo el té despacio, estaba demasiado amargo para su gusto. Cuando Brook pensó que ese día se tornaría tranquilo resultó haber caído realmente en un pozo de contrariedades. Notó unos golpecitos a la espalda.
—Lo hiciste bien Agente Stokes, esos capullos merecían un aviso.—instantáneamente el hombre se fue a charlar con otro grupo de salvadores. Dejó a Brooklyn con el ceño fruncido y la mirada perdida en su taza de té ya vacía.
Dio vueltas a la frase un momento. ¡Oh! ¿Hablaban de la muerte de aquel salvador? Fue un accidente, Brook no tenía la intención de matarlo, solo sucedió así. A ella no le parecía bien, aun le costaba pensar en el tema sin sentirse culpable. Sabía que era algo que apenas tenía importancia en aquellos tiempos tan crudos que vivían pero eso no justificaba quitar una vida. Sin embargo, había salvado la de Daryl, incluso alguna más que se hubiese enlazado con el comienzo de una revolución.
