005. gone for good

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      DICEN QUE DESPUES DE LA TORMENTA VIENE LA CALMA. Brooklyn había utilizado ese dicho a menudo cuando las complicadas investigaciones policiales finalizaban con el satisfactorio sonido de un café y unas donas compartidas con Peralta. Desde luego la parte favorita de su amigo. Le habría encantado vivir el apocalipsis con alguien como el. Tan carismático y positivo que los males del nuevo mundo acabarían opacados por el buen rollo del policía. 

      La nueva tempestad que asomaba sobre ellos no era meteorológica y estaba a punto de causarle un desmayo a Brook. En las ultimas horas los salvadores habían organizado una reunión con Rick sin contar con Brooklyn en lo más mínimo. Estaban dispuestos a irse no solo del campamento sino también de la supuesta unión entre comunidades. Gaia le estaba informando de lo ocurrido, pero parecía hablar a un muro pues la policía miraba a la oscuridad de la noche con la mente en blanco y una sola palabra resonando en toda su cabeza.

     No. No. No.

     Era una estupidez, lo más estúpido que su comunidad de neandertales habían considerado hacer en los últimos días. Brooklyn llevaba semanas cansada de las revueltas y le estaba comenzando a causar dolor de cabeza aquellos hechos. Tanto que tuvo que trapichear con uno de los suyos por qué le vendiese unos analgésicos a cambio del favor de un tatuaje de Gaia como si el medicamento se tratase de una fuerte droga. En los días que corrían cualquier cosa era un lujo por el que muchos estaban dispuestos a matar por conseguir. Brooklyn había perdido muchos de sus principios desde la caída mundial, aunque aún conservaba alguno de ellos.

     —¿Brooklyn? ¿Me escuchas? ¿Has prestado atención a algo de lo que he dicho?—la mano de Gaia pasando por su rostro despertó a la morena del trance. Hizo un esfuerzo por enfocar su ojos en su amiga. Gaia era preciosa por donde la mirases. Un pelo platino natural cortado por los hombros, unas facciones marcadas por la edad y una sonrisa pícara acentuada por sus exquisita compostura y forma de moverse.

     —Lo siento. Me quedé por cuando me dijiste que nuestra comunidad iba a desertar y que Carol dejaría de ser la líder provisional.—Brook no estaba convencida que hubiese sido eso, pero era lo último que creía recordar.

     Estaban sentadas frente a una pequeña hoguera que les ayudaba a calentarse en la noche, con la poca luz que la leña generaba buscó a alguien conocido con la mirada, a pesar de que en el fondo de su mente sabía perfectamente a quien buscaba. Daryl. Quería patearlo y descargar toda su ira en el, pues a pesar de su genuino aprecio por el hombre deseaba con fuerzas achacarle todos los problemas que habían surgido con los salvadores por su desprecio.
Sin embargo no había ni rastro de el.

trust   ∅  daryl dixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora