Capítulo 9

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ANDREA BRAVO 

Matteo se encontraba explicando las ultimas diapositivas de nuestro trabajo mientras yo intentaba no morir de los nervios, Por suerte no me había trabado o equivocado en ningún momento pero eso no me tranquilizo. Estaba intentando tranquilizarme cuando escuche los aplausos que daban mis compañeros cada vez que se terminaba una de las presentaciones -¿Ya hemos terminado?- pensé mirando a la pizarra donde estaba la última diapositiva y Matteo miraba a la profesora con seriedad.

 Algo de lo que me había percatado es que el gótico amargado que tenia al lado se comportaba así de inexpresivo y cortante con todo el mundo menos yo y bueno su padre y eso me hacia sentir especial.

cuando el caminó hacia su pupitre yo volví a la realidad y lo seguí hasta yo sentarme en el mío. Lo mire unos largos segundos y nuestras miradas se cruzaron -¿Todo había salido bien?- me pregunté a mi misma y el somo si me leyera la mente asintió una vez antes de volverse al frente donde el nuevo equipo de clase estaba empezando a exponer el suyo.

El resto de la hora paso rápido y ya iba de camino a la cafetería para comer algo, me moría de hambre, esa mañana no había desayunado por los nervios y como no lo hiciera pronto estaba segura de que me desmayaría en cualquier momento. Cuando llegue compre unos donuts de la maquina que había y me senté en una de las meas cerca de las ventanas para ver a la gente que estaba en el patio disfrutando de sus 40 minutos de libertad, le pegué un mordisco a mi comida cuando sentí que alguien se sentaba a mi lado, giré la cabeza y vi a Matteo dando un trago a su botella de agua.

-Hola- le salude observando cada movimiento que hacia inconscientemente 

-Estabas nerviosa en la presentación- cerro la botella para luego mirarme 

-Un poco-

-Andy si temía que te desmayaras en cualquier momento- río antes de agarrar el donut que tenia en la mano y darle un mordisco -Oye, esto esta rico-

-¿Si? pues ahí tienes la maquina, cómprate unos y deja de robarme la comida- 

-Voy, ¿Quieres algo?-

-Un zumito de piña, gracias- le sonreí, el dio media vuelta y camino hasta la zona de maquinas.

A los pocos minutos volvió con sus donuts y mi zumo, me lo dejo en frente y se sentó.

-¿Ves? Yo si comparto no como tu- 

-Ya bueno es que yo no e desayunado, no puedo dejar que te lo comas todo-

Abrí la botellita del zumo que me había comprado y me di un trago bajo su atenta mirada

-¿Hoy que haremos Andy?- preguntó sin despegar los ojos de mi 

-No se... me he quedado sin ideas- 

-Bueno pues ya se nos ocurrirá supongo- le dio otro mordisco a su comida y yo hice lo mismo 

Después de eso no hablamos mucho mas y simplemente nos metimos en nuestros pensamientos.

La hora de descanso pronto termino y volvimos a nuestras siguientes tres clases, que pasaron demasiado lentas, eran demasiado aburridas y casi me quedo dormida en numerosas ocasiones. 

cuando sonó el ultimo timbre caminé hasta el aparcamiento de bicis y saqué la mía, me subí a ella y pedaleé hasta casa donde me esperaban mis padres para comer, pero hoy el ambiente en casa estaba muy extraño, a diferencia de otros días mis padres no se preocupaban por disimular su enfado y simplemente no se hablaron durante toda la comida, eso hizo que todo se tornara muy incomodo y me entristeció bastante eso. hace unos años todo estaba tan bien... éramos la familia perfecta pero una noche mi padre volvió borracho de una de sus salidas con compañeros de trabajo y se desato el caos y empezaron a discutir mis padres fuertemente. Yo tenia 12 años en esa época y nada más empezaron a discutir subí la escaleras con Hades y me metí a la cama asustada, aún recuerdo todo lo que lloré esa noche hasta que quedé dormida y al dia siguiente no se hablaban.

cuando terminé mi comida llevé mi plato a la cocina y subí las escaleras. Me cepille los dientes y luego entré en mi cuarto donde se encontraba Hades tumbado en mi cama. me tumbé con él y le abrace acariciando su suave pelo negro. hasta que caí en las tentadoras redes de Morfeo.


Me despertaron unos gritos que venían de la parte de abajo. Mis padres estaban volviendo a discutir pero esta vez demasiado fuerte, tanto que me dio miedo. Cogí mi teléfono y mire la hora, 17:39p.m. no lo pense dos veces y cogí mis cosas, puse la correa a Hades y baje cuidadosamente las escaleras.

-¡SI TANTO ME ODIAS LARGATE DE LA CASA!- escuche a mi madre gritar 

-¡LARGATE TU, YO COMPRÉ ESTA CASA!- 

-NO TE LO PUEDO CEER, LA COMPRAMOS LOS DOS CON NUESTROS AHORROS-

Rápidamente salí por la puerta y la cerré con sumo cuidado aunque estoy segura que aunque lo hubiera hecho de un portazo del ruido que hacían no se hubieran dado cuenta. Camine a paso rápido calle abajo y sentí mis ojos llenarse de lagrimas y me molestó no poder controlarlas. Salieron varias la cuales secaba al instante hasta que llegué a la puerta de la casa de Matteo. Pasé los dedos por ultima vez secano los últimos rastros de lagrimas que había y me dediqué unos pocos minutos para calmarme. Suspiré y me dirigí a llamar a la puerta.

Esta vez me abrió Matteo el cual me regalo una de sus pequeñas sonrisas que en otro momento me hubieran tirado para atrás pero no fue así.

-Espero que no le moleste que haya traído a Hades a tu padre- mi voz había sonado mas temblorosa de lo que quería y Matteo lo había notado.

-Claro que no Andrea, es veterinario- 

Asentí y pase por su lado dentro de la casa, saludé a su padre que se encontraba viendo la televisión en el salón y seguí a Matteo hasta su cuarto. Cuando ya estábamos dentro cerro la puerta a sus espaldas y me observo durante unos largos segundos.

-¿Estas bien Andrea?-

Eso fue todo, me eche a llorar como una cría frente a él y después de eso sentí sus brazos a mi alrededor apretujándome contra su cuerpo 

-No tengo ni idea de lo que te ha pasado pero estoy seguro de que podrás enfrentarlo-


LágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora